Me cuesta recordar un Villarreal-Valencia tan light como el de ayer, más cuando entiendo que las diferencias entre ambas plantillas no son tan grandes como indicó el marcador y se vislumbró en el terreno de juego. El 4-1 aún pudo ser más amplio si Gio no falla el penalti. Una buena parte de esas diferencias tiene que ver con el trabajo de entre semana que efectúan sus técnicos. Marcelino y Djukic marcan mucho las notables distancias que se observan entre el Villarreal y el Valencia.

PREPARACIÓN FÍSICA. Los jugadores del Villarreal corrían como fórmulas uno, mientras que los del Valencia deambulan por el campo a ritmo cansino y sin esa punta de velocidad necesaria en el fútbol. Los amarillos parecen avispas con un físico estilizado, mientras que a muchos jugadores che se les nota unos kilos por encima de su peso. El control en la dieta y el entrenamiento invisible que realiza Marcelino y su equipo de trabajo es clave.

RIGOR TÁCTICO. El Villarreal ofrece una imagen de equipo sólido y muy trabajado tácticamente, aspectos que se reflejan en un trabajo solidario en defensa de todo el grupo. Todo lo contrario que las dudas tácticas del serbio, que empezó la Liga jugando un 4-3-3 para dar un giro totalmente defensivo y regresar a un intento de juego más creativo. El Valencia es un equipo con escaso rigor táctico, todo lo contrario que su oponente de ayer en el derbi.

REVALORIZACIÓN Y DEVALUACIÓN. Marcelino ha logrado revalorizar a futbolistas como Cani, Jaume Costa, Musacchio, Jonathan Pereira, Manu Trigueros o el mismo Mario Gaspar, ahora un lateral con una proyección extraordinaria que hasta genera ocasiones claras de gol. La devaluación de jugadores otrora importantes con Valverde como Banega, Guaita, Mathieu o Parejo clama al cielo, y la lista podía ser más amplia con hombres como Pabón que el año pasado era un delantero destacado y este año no sabe dónde ni cómo juega.

EL APOYO DE LA CASETA. Marcelino aprovechó, una vez más, para apoyar a Uche. No es la primera vez ni será la última que defiende a un jugador. Siempre ha mostrado una confianza absoluta en sus hombres. Djukic no se ha distinguido ni mucho menos por una buena gestión del vestuario. “No veo aquí ninguna estrella”, declaró después de perder ante el Espanyol. Tampoco su actuación en el tema Rami ha sido la mejor. Salvo salió a su rescate y el Valencia ganó a duras penas al Sevilla.

FILOSOFÍA DE JUEGO. El Villarreal es un equipo, el Valencia 11 jugadores. En el Submarino destaca el juego colectivo por encima de todo y posee una idea muy clara de juego, con varias alternativas. Fútbol elaborado, canalización por bandas, en ocasiones una llegada más directa al área rival y el arma del contragolpe. Un Villarreal que sabe jugar y también morder y sacrificarse en defensa. Definir a qué juega el Valencia es más complicado. Su fútbol es difuso y plano.

EQUIPO DE TRABAJO. En Valencia existen muchas dudas acerca de la labor de los auxiliares de Djukic, tanto el segundo como el preparador físico (Ilic y Rai). El Villarreal, por contra, cuenta con un cualificadísimo preparador físico como Ismael Fernández y la aportación de Rubén Uria, segundo entrenador, es muy importante para el grupo.

LAS ESTRELLAS. El rendimiento de Gio Dos Santos, al que el Valencia no pudo fichar, Musacchio y Bruno está siendo espectacular. En el Valencia tanto Banega, como Jonas o Canales se hallan muy por debajo del rol de futbolistas importantes. H