Recuerdo perfectamente el fichaje del aragonés por una cifra que rondaría los ocho millones. En aquel momento yo habría visto un montón de partidos de Cani con el Zaragoza, incluidas dos finales de Copa en directo. Mi sensación era que el Villarreal CF había firmado un jugador fantástico. Los primeros informes que recabé fueron de Víctor Muñoz. “Es un futbolista con un talento especial y una gran calidad humana, aunque quizás sea un poco niño”. Con el paso del tiempo, recordé lo acertado de aquella descripción. Y la verdad es que Cani me ha dejado muy buenos momentos con el Villarreal, pero también tengo que reconocer que ha pasado largas fases desaparecido.

La primera vuelta en Segunda A, con Julio Velázquez al frente, fue para olvidar. Yo, y toda la afición amarilla, esperábamos del aragonés que se erigiera en uno de los que se cargara la responsabilidad a la espalda y marcara las diferencias. Viví su peor versión.

Les contaré otra anécdota de Cani. Confieso que me gustan los futbolistas capaces de hacer algo diferente en el campo. Y Cani es uno de ellos. La temporada pasada, después de un partido en el campo del Guadalajara, un consejero del Villarreal me recriminó, cariñosamente por supuesto y con absoluto respeto, que siempre puntuaba muy alto a Cani y que llevaba tiempo sin hacer nada. Puede que tuviera razón. Es probable. Pero solo dos detalles suyos servían para resolver un partido aún en sus peores momentos. Y también me viene a la memoria, creo que en la zona de vestuarios del campo del Molinón, cuando mi estimado y respetado José Manuel Llaneza se me acercó y me dijo: “Cuando Rubén Gracia Calamache está inspirado, el Villarreal juega a fútbol como los ángeles”. Más o menos esas fueron sus palabras. De Cani recuerdo mil y una anécdotas. También le he visto cabizbajo y es una sensación que me dolía porque si algo tiene bueno, es que siempre desprende bonhomía. Es un tipo positivo al cien por cien. Capaz de bromas de todo tipo y de tomarle el pelo a cualquiera. La cara de Uche cuando pasó por el túnel de seguridad del aeropuerto y empezó a sonar el pitido de alarma del detector de metales es inolvidable. Cani había imitado perfectamente el sonido.

Estamos hablando también de un buen profesional. En Zaragoza, aquella famosa noche en la que un nutrido grupo de jugadores abandonaron la concentración del equipo la noche antes de un partido en La Romareda, Cani dormía en su habitación del hotel como un angelito. Vive su trabajo con pasión.

Esta semana no quiso ni probar la exquisita tarta que Postres Ermita preparó para celebrar su partido 300 de amarillo contra el Levante. “No me lo puedo permitir y si se entera Héctor Usó me mata”, me dijo el aragonés.

Casi no me puedo creer que este niño con cara de pillo, tenga ahora 32 años y sea el jugador, junto a Farinós, más veterano del grupo, cuando parece uno más entre los Trigueros, Mario, Pablo, Aquino Jaume Costa, Juan Carlos, Hernán Pérez... Y ahora mismo es el segundo jugador que más partidos ha vestido la camiseta amarilla en la élite después de Senna.

Corre, baja a defender, pelea los balones en cada rincón del campo y se enfada cuando pierde. Además, lo he bautizado como Magic Cani, porque su talento es descomunal. Ahora espero que no existan problemas en su renovación. Acaba contrato y queda libre. Soy consciente de que pueden llegarle ofertas de la Premier, o de cualquier sitio, a las que el Villarreal no pueda llegar porque Roig ha dicho muchas veces que el club debe ser sostenible. Estoy plenamente de acuerdo con el presidente, pero también espero y deseo que Cani continúe en el Villarreal porque en la vida todo, afortunadamente, no es el dinero, aunque para un profesional es importante. #caniquedate H