El Castellón vuelve a encontrarse esta tarde (17.00 horas) ante una de esas disyuntivas ya habituales en sus borrascosos últimos años. En esta ocasión, la cuestión es futbolística, aunque con un trasfondo que va mucho más allá de lo deportivo. Ganar o decir adiós virtualmente a la lucha por el ascenso a Segunda B, circunstancia tan determinante en su futuro que no puede quedar desligada de ese otro mundo paralelo en el cual pelea: proceso concursal, caso Castellnou2005 y el resto de refriegas judiciales.

Pues bien, este partido contra el Eldense, que todos buscaron en el calendario una vez quedó sorteada la competición en verano, porque daba la sensación de ser determinante en la guerra por el liderato del grupo que se presumía entre Eldense y Castellón, llega ahora como una mera cuestión de supervivencia para los orelluts, a 23 puntos de su rival, que sí está en su lugar. En cambio, los albinegros notan el aliento del descenso y sienten tan lejanos los play-off, a una distancia sideral, que lo que le aporta es frío. Así se quedarán en caso de perder porque, irremediablemente, el discurso de la promoción caerá por el propio peso de la diferencia a la que se disparará el cuarto.

Como si de un bucle se tratara, la semana ha estado protagonizada por el propósito de enmienda de un grupo de futbolistas que querrán demostrar que no son tan malos como dice la clasificación que, por otro lado, no miente. Sin embargo, Pepe Soler ya busca soluciones más allá de la primera plantilla, de ahí que haya repescado a Charly Meseguer no solo para que tenga un papel residual, sino para entregarle la titularidad en uno de esos encuentros tan determinantes.

BISTURÍ AL ONCE // La inclusión del mediapunta cambiará la estructura de un once del que caerá Ximo Forner -no ha sido convocado- y, con él, el trivote, con lo que el 4-3-3 pasará a ser un 4-2-3-1. Porque eso es lo que quiere el entrenador benidormense y el albinegrismo entero: un equipo más ofensivo, con más actitud...

Ese plus de agresividad bien entendida también debe aportárselo Marc Trilles. El capitán, aun sin estar en su mejor nivel, ha visto desde fuera las dos últimas derrotas, las que han devuelto al Castellón a su triste realidad. Nadie mejor que él, en ese vestuario, para contagiar el espíritu albinegro al resto, aunque esta tarde la extramotivación debería ser la primera de las cualidades.

No solo por los alicientes meramente futbolísticos (aquello de enfrentarse al líder, al que nunca ha perdido, al que ha ganado todos los encuentros en casa menos uno), sino también por esos otros factores que tienen más que ver con los piques derivados del pasado albinegro de Mario Rosas, Tabares o, hasta hace apenas un par de semanas, de Abraham. Eso por no hablar de esos hilos invisibles -o quizás no tanto- que unen el pasado, el presente y el futuro de los dos clubs. Como remate, Soler, a falta de otras recompensas más materiales, ha prometido unas minivacaciones a sus hombres, en caso de victoria. H