No es una excusa, más bien una realidad. El partido frente al Málaga en el Madrigal nunca fue un partido redondo. El frío, el horario y, sobre todo, el día, no ayudaron a que los de Marcelino encontraran su lugar en el partido. El Villarreal no fue capaz de entrar en calor y encontrar su mejor versión, pero a pesar de eso, el equipo volvió a ser superior en el área rival y Sergio Asenjo tuvo poco trabajo hasta ese último córner que el árbitro se sacó de la manga. Por más que quieran intentarlo, los viernes nunca serán jornadas de fútbol y emoción, tardes vibrantes o noches de partidazos como el que se perderá Bruno en el Camp Nou. Esa tarjeta nos hizo intuir que el partido no acabaría como empezó.

Y por suerte para Schuster así fue. En el último suspiro, como en los viejos e innombrables tiempos.

Eso sí, para nada el viernes fue negro, solo gris suave, porque el Villarreal con 15 jornadas y 28 puntos puede permitirse un empate. Y, como dijo Bruno, “el míster nos hará salir de este empate cuanto antes”. Y es que aquí nadie se rinde, ni los viernes. H