El mayor problema de España fue la absoluta pérdida de papeles en la segunda mitad a raíz del 1-2 de Holanda. El equipo no conservó el temple. Del Bosque apeló a que sus hombres sean “tan valientes y agresivos” como los chilenos, que igualen la intensidad del rival, pero conservando “la identidad”. Es decir, la serenidad para gobernar el partido.