La magia de Neymar contra el coraje de Alexis, el estratega Scolari contra el astuto Sampaoli y la favorita Brasil contra la rebelde Chile. Muchas son las lecturas que pueden hacerse del que será el primer partido de octavos. Lo único cierto es que será un duelo sin tregua. El estadio Mineirao de Belo Horizonte será un horno encendido en el que los 30.000 chilenos, que abarrotan desde ayer las calles de la capital minera, corearán su conocido grito de guerra: “¡Chi-Chi-Chi! Le-Le-Le!”. El objetivo de la Roja, título que se ha ganado a la fuerza después de apear a la selección de Del Bosque, no será otro que devolverle a la canarinha la eliminación, también en octavos, en Suráfrica 2010.

Pero el Mineirazo que persigue una Chile comandada por el argentino Jorge Sampaoli, no será fácil. No solo porque hace 14 años que Brasil no cae ante los rojillos, sino porque el técnico brasileño, Felipe Scolari, avisó de que “Chile será un hueso duro de roer”. Ha preparado a conciencia el duelo. En su manga existen varios ases y, como viene siendo costumbre, el secretismo ha rodeado estos días la alineación para el encuentro. En la rueda de prensa de ayer, Scolari dio algunas pistas de lo que podrían ser los tan ansiados cambios que la prensa brasileña y la torcida le vienen reclamando tras una fase de grupos en la que el equipo alternó momentos de brillo, la mayoría de ellos protagonizados por Neymar, con otros cercanos a la mediocridad.

DAVID LUIZ ES DUDA // La sorpresa en la defensa solo se producirá en caso de que David Luiz no se recupere de sus molestias lumbares. En el entrenamiento de ayer, el central del PSG se retiró y su lugar fue ocupado por Dante. Pese a la calidad del central del Bayern, la pérdida de uno de sus pilares atrás, junto a Thiago Silva, no hace mucha gracia al técnico. Lo que es un secreto a voces es la entrada de Fernandinho.

CUESTIÓN DE CENTÍMETROS // Una de las especulaciones pasa porque Felipao intente aprovechar que Chile tiene al defensa más bajita del torneo: 1,75 metros frente al 1,85 de los brasileños. Uno de los duelos más apasionantes será el de la lucha por el control en el centro del campo. El organizador y cerebro de Brasil, Óscar, se verá las caras con Arturo Vidal.

La tensión está en el ambiente. Las autoridades brasileñas y la FIFA saben que será un partido de alto voltaje: los 6.000 policías y 13.000 antidisturbios que se desplegarán en los alrededores del Mineirao son prueba de ello.

Brasil será una fiesta. O un infierno. Ambas aficiones velan armas. Neymar y Alexis esperan tensos el inicio del choque. Los cuartos de final están están en las botas de un barcelonista. H