El mundo avanza muy rápido. Tanto que los cambios son tan sustanciales que modifican nuestras teledirigidas existencias. Un visionario como Steve Jobs ha logrado que las tablets, por ejemplo, ocupen una parte importante de nuestra vida, arañando al cine, la lectura de libros u otras actividades que copaban el tiempo libre. El inventor del whatsApp o las mentes pensantes que nos enredaron en las redes sociales variaron hasta la forma en que nos comunicamos, restando tiempo al ‘quedamos para tomar un café’ y al contacto personal. Hoy se liga por internet y se rompe una relación por un whatsApp.

La irrupción del Villarreal en un coto cerrado como el fútbol de élite, del que también han ido cayendo clubs considerados como históricos, es una prueba de que la vida evoluciona. Escuchaba hace poco a Sánchez Dragó decir que, en su opinión, un libro podía ser considerado un clásico cuando a los 100 años todavía suscitaba interés por su lectura. No sabría cuantificar el tiempo para considerar a un club como un histórico dentro del fútbol, pero sí reconozco que al Villarreal aún le faltan unos años para conseguir ese calificativo, aunque sus orígenes datan de 1923. Sí, pero su aparición y continuidad en la Primera División, junto a sus participaciones europeas y la eclosión de su modelo de club importante datan de apenas 20 años.

La última encuesta del CIS cifra la relevancia del Villarreal en el ámbito provincial y refleja que Madrid (45%), Barcelona (27%) y al Villarreal (18%) son las preferencias de la gente en la provincia de Castellón, en ese orden, por lo que por esta tierra, según el CIS, estamos en el duopolio, como casi el resto de España, salvo Navarra (Osasuna), Coruña (Depor), Pontevedra (Celta), Asturias (Sporting), Guipuzcoa (Real) y Vizcaya (Athletic), que han desbancado a los dos grandes. Son clubs con una larga tradición que aún no tiene el Villarreal. No obstante, es mucho lo que ha crecido en este tiempo, pero le falta aún poso para ser un vino de reserva. Yo he visto a gente con camisetas amarillas por Buenos Aires, Shanghai y hasta en Kha Osan en Bangkok. Es evidente que del Madrid y Barça se ven por todos los rincones porque su popularidad es muy grande. Otra cosa es el nivel de conocimiento. Hoy el Villarreal es un club muy conocido en el mundo. Hace unos días pude comprobar en Canadá, una nación en el que el fútbol no es nº 1, que en ciudades como Toronto o Montreal saben que existe el Villarreal y su modelo. Otra cuestión es la afición. El Villarreal posee un gran masa social si se tiene en cuenta su hábitat demográfico. No obstante, al Villarreal le queda mucho por hacer. Está bien tener muchos seguidores en Twitter o Facebook, pero donde se ganan adeptos de verdad es en tu círculo geográfico y en el contacto con la gente. Las redes son números y tener peñas o aficionados fuera es bonito pero no vital. Roig y Llaneza no son forofos de estas redes sociales, y, para mí, son el mejor márketing del club. Yo he visto a Llaneza fidelizando a un seguidor ofreciendo una entrada en Soria, Alcorcón, Praga... o esperando a los autobuses de su afición en Barcelona, y al presidente regalando un pin o una camiseta a un niño en un sinfín de ocasiones. La lucha está en ganarte a los tuyos para desbancar a Madrid y Barça en su corazón. Lo de histórico, a este paso, es cuestión de tiempo, pero ahora el Villarreal es una realidad. Orgullosos estamos de ello. H