Uche se recupera, Marcelino respira. El nigeriano, que entrenó ayer por la tarde con normalidad, alivia el panorama de bajas del Villarreal, que esta tarde (17.00 horas) recibe al Rayo Vallecano. Unas lesiones que, caprichosamente, escogen unas determinadas posiciones (el eje de la zaga, el carril del 3 y la delantera) para poner en un brete al técnico amarillo, por si ya no tenía bastante con combatir el desgaste de jugar domingo-jueves-domingo y ofrecer una buena cara tanto en el arranque liguero como en sus primeros pasos por la fase de grupos de la Europa League.

Cuando Uche fue retirado en camilla del Borussia Park, después de haber vivido los segundos más intensos de su carrera deportiva (sustituyó a Vietto y aprovechó el servicio de Trigueros para batir a Sommer y establecer el 1-1 definitivo en Mönchengladbach), todos cruzaban los dedos para que el golpe recibido en la tibia derecha revistiera la menor gravedad, pero la concatenación de partidos (el Rayo hoy, el Eibar el miércoles) complicaba la recuperación del delantero para el compromiso más inmediato. Pero lo ha hecho. Uche ha esprintado en su recuperación y estará contra el Rayo. Así que Marcelino, todavía sin Gio, tiene que buscar a la pareja de ataque entre las posibilidades que tiene: ¿jugará Uche pese a este reciente percance?, ¿lo hará Vietto, a quien el asturiano prefiere dosificar?, ¿recolocará a Cheryshev?, ¿dará un voto de confianza a Gerard Moreno?...

SIN VÍCTOR RUIZ // Esta recuperación in extremis contrasta con la baja de última hora de Víctor Ruiz, a quien la sobrecarga en el cuádriceps izquierdo le recomienda parar. Como Jokic y Jaume Costa dejan huérfano el lateral izquierdo, lo más probable es que el joven Adrián Marín repite titularidad liguera y que Gabriel, quien ocupó esta demarcación en Alemania, integre el eje de la retaguardia con Musacchio. Claro que Marcelino, aquí también, maneja otras alternativas, como que Rukavina actúe a pierna cambiada, aunque el serbio y Mario pugnan, en principio, por el carril diestro. Dorado tampoco está, al igual que Hernán Pérez.

Las rotaciones, obligadas en muchos de los casos -como ha quedado bien explicado- podrían alcanzar también al centro del campo. Aparcada momentáneamente la Europa League, ahora tocan tres compromisos ligueros consecutivos. Porque antes de intentar parar al Real Madrid y a todo su recuperado potencial ofensivo, dentro de seis días en El Madrigal, no conviene descuidarse ni contra el Rayo ni dentro de unas horas en Ipurua, seis puntos que deberían acabar en poder del Submarino para mantener la velocidad de crucero prevista.

ASÍ LLEGA EL RIVAL // El Rayo, como si fuera algo cíclico, vuelve a levantarse desde sus mismos cimientos. Diecisiete caras nuevas, algunas llegadas ya con la competición en ciernes, aunque no podrá contar en El Madrigal con dos viejos conocidos: Jonathan Pereira y Javier Aquino, cedidos, no jugarán por la denominada cláusula del miedo. Además, Paco Jémez, artífice de la enésima reconstrucción del conjunto franjirrojo, tampoco puede contar con dos lesionados: el guardameta Cobeño y el central Amaya.

Ahora, como hace un año, al Rayo, víctima del brutal ensamblaje al que se abocado cada verano (pierde a sus mejores jugadores y le toca rehacer la plantilla fichando lo que puede, a costa cero siempre), le hace falta rodaje. La propuesta sigue siendo la de siempre, la que su entrenador le lleva a plantear los encuentros a tumba abierta, pero mientras gana en un mayor conocimiento y sincronicidad de sus integrantes, es un equipo vulnerable. Mejor, sin duda, enfrentarse a los vallecanos ahora, antes de que Paco Jémez les haga funcionar como lo consiguió en la segunda vuelta de la pasada temporada. H