El Real Madrid 2014/15 todavía anda metido en probaturas, sin que hasta la fecha se le haya identificado por un estilo y esquema definidos. Condicionado por lo que le quitan y le traen, Ancelotti anda ocupado en formar una orquesta cuya partitura aún desafina.

El punto de partida táctico es un 4-3-3, totalmente asimétrico en la fase ofensiva: es un equipo juega menos a la carrera y que manifiesta mayor control del juego, por lo que junta en sectores centrales a tres volantes, mas los dos atacantes teóricos de banda y el punta.

Modric y Kroos alternan en la primera recepción y juegan siempre perfilados para cambiar rápidamente el pase de seguridad a profundo, pero necesitan que les habiliten líneas. James es el que chirría en el dibujo porque no se le encuentra su mejor ubicación. El criticado Benzema es el que mejor interpreta los apoyos y el saber manejarse con inteligencia en espacios cortos para generar esos espacios que en ocasiones no encuentran Bale y Cristiano, ahora más en el papel de rematadores.

Ante el Elche, Ancelotti coló un disimulado 4-2-2-2 con Illarramendi aportando equilibrio y Kross como gestor de la pelota. Ese equilibrio táctico que no pueden dar Modric y Kroos jugando escalonados.

La cruz del Real Madrid, una temporada más, es la debilidad en el balón parado defensivo: ni Casillas manifiesta autoridad ni el resto del equipo concentración; contrasta esta faceta con el inmenso poderío en el balón parado ofensivo.

En general, al margen de defectos y virtudes, el equipo blanco soluciona los partidos gracias a una velocidad de ejecución y contundencia en los remates que resulta prácticamente imparable. H