El Castellón mantiene el liderato, aunque para ello tuviera que acabar más muerto que vivo, con dos jugadores cojos y el equipo exprimido, castigado con seis bajas (algunas de ellas muy significativas), maltratado de nuevo por el árbitro y neutralizado por un meritorio Benigànim (0-0).

Sin Meseguer, Canadell ni Gaby, el juego fluido de creación se resintió. Castells y Miki formaron un desconocido eje, en el que el primero tenía que trabajar a destajo porque el segundo está un escalón por debajo de las revoluciones a las que se desenvuelve, habitualmente, este Castellón.

La ausencia de los cerebros no fueron las únicas que se dejaron notar. Rubén Suárez, por lo que es y, principalmente, por lo que hace, era otro de los añorados con mayúsculas. En ese mar de negrura, solo Pruden irrumpía como un faro hacia el que los locales direccionaban la pelota. El último en llegar al Castellón, quien decantó el primer asalto de cuartos en la Copa RFEF (y, con él, selló más de medio billete para semis) aparecía en todas, ora en la derecha, ora en la izquierda. Firmó el remate orellut más peligroso del primer acto (rozando el poste) y no se convirtió en asistente de Víctor Pino porque éste no supo controlar un envío que le dejaba mano a mano con Dolz.

BIEN PLANTADO // Calderé se había encargado de elogiar al Benigànim, pero lo cierto es que, aún así, sorprendió, tratándose de un equipo que juega, por vez primera en su historia, en Tercera. Bien trabajado de la mano de su entrenador, el exjugador albinegro Miguel Ángel Mullor, tampoco concedía nada al Castellón más discreto de la era Calderé.

El de Vila-rodona no tardó en meterle mano al equipo: Negredo por Carrillo. Una modificación, seguramente, con un trasfondo: ser más verticales, debido a los obstáculos para poner en práctica un fútbol más combinativo.

Solo faltaba el componente arbitral. El castellonense (para más inri) perdonó la segunda amarilla a Roselló (agarró a Omar sin opción de jugar la pelota: pitó la falta, pero no la correspondiente amonestación), incendiando Castalia. Poco antes, Olcina había probado los guantes de Campos.

El Castellón se encabritó (por no decir se encabronó). Negredo le bajó un balón a Yagüe pero Dolz hizo la parada de la jornada. Pruden y Guille Vázquez no encontraron puerta por centímetros. Para entonces, los locales estaban virtualmente con 10: Castells deambulaba cojo, con los cambios ya agotados. Omar también terminó con calambres.

otra PARADA DE DOLZ // Ni aún con esas se conformó el Castellón, tal es la ambición inculcada por Calderé. Dolz volvió a agigantarse para que la fiesta no fuera completa ayer en casa de los Negredo, pero el Benigànim le avisó de su osadía: Olcina, al larguero.

La expulsión de Fuentes, en el alargue, fue anecdótica. Lo intentó el Castellón hasta el último gramo de sus fuerzas, pero sumó su segundo 0-0 consecutivo en casa. Así, el empate mañanero entre Atlético Levante y Cullera deja las cosas más o menos como estaban, aunque se ha colado el Novelda al baile por el liderato. H