Ángel María Villar ha llamado a la huelga al fútbol modesto y para ello ha movilizado toda la maquinaria de una Federación que ha convertido en algo parecido a un búnker personal. En ese entramado se halla Vicente Muñoz, su ministro en la territorial valenciana, quien ocupa el cargo desde hace ya más de 25 años, renovando sin oposición su presidencia porque con el peculiar mecanismo electoral del fútbol resulta muy complicado presentar una candidatura joven y con ganas de renovar los entresijos federativos y que tenga alguna posibilidad de ganar.

A Villar y a Muñoz les ha entrado un repentino ansia de velar por el interés por los modestos, que nace por un desencuentro del todopoderoso Villar con el Gobierno. Asegura el presidente de la Española que el poder político lo quiere controlar todo. Y puede que no le falte razón, es más, pienso que la tiene, pero es el mismo intento de acapararlo todo que el propio Villar viene ejerciendo desde hace lustros en lo que se podría calificar de dictadura presidencialista.

Y ahora, la patronal que él preside, ha llamado al fútbol modesto a la huelga por los recortes en los presupuestos de la FEF y el control por Hacienda de los ingresos de clubs, entrenadores y jugadores. Los recortes, desgraciadamente y considero injustamente, los han padecido todas las federaciones, la mayoría de ellas sin la opción de contar con ingresos extras y añadidos como los que proporciona la selección española, patrocinios y los derivados de los recursos que genera este deporte.

Todo el mundo sabe que el fútbol ha movido durante mucho tiempo dinero que no han pasado por la Agencia Tributaria. Técnicos y jugadores de categorías modestas percibían en algunos casos cantidades superiores a las que puede tener en nómina una dependienta de una tienda por citar un ejemplo. Y es lógico y normal que tengan que pagar a Hacienda como todos.

En esa misma línea, también defenderé que existen muchos monitores o entrenadores que apenas reciben una compensación económica para sufragar los gastos que les genera su actividad. La clave se halla en establecer los límites para pagar o estar exento. Y lo mismo con los clubs o sociedades.

Es normal que cuando se gestiona el dinero de padres o subvenciones, como en la gran mayoría de entidades de base, se efectúe una contabilidad con ingresos y gastos en orden. La Agencia Tributaria debe delimitar también la frontera para que esos clubs no paguen hasta una determinada cifra. Pero hay que velar por la limpieza y evitar el afloramiento de dinero negro. Sí, alguno me dirá que la corrupción empieza por las propias instituciones y bancos, pero en esa pelea por la transparencia estamos todos. Y el fútbol no debe estar ajeno a ella.

¿Qué ha hecho Villar por el fútbol modesto en todo este tiempo? Diría que muy poco. Por el fútbol hay que pelear en muchos frentes, desde que los niños tengan unas revisiones médicas más exhaustivas hasta en la promoción de competiciones, la formación de los monitores y la inversión en material para los clubs, pues solo ellos saben lo que les cuesta estar al día para pagar fichas, arbitrajes y desplazamientos. Sí, hay que luchar por los modestos. Y también dejar paso a gente nueva con ideas renovadas. Si un presidente de Gobierno de EEUU no puede estar más de ocho años en el cargo, ¿por qué Villar o Muñoz llevan más de 20 en sus puestos? H