3fiel a su libreto original y cultivando un estilo valiente y definido, de salida el Salzburgo manifestó una enorme voracidad por buscar al rival arriba y someterle a una presión asfixiante, a costa de un desgaste que luego pagaría.

3pronto interpretó el Villarreal como debía jugar el partido y, sobre todo, como debía parar ese arreón inicial; no complicarse la vida en zonas de máximo riesgo y simplificando todas sus acciones.

3pero el red bull es un equipo que necesita poco para marcar y aprovechó en una jugada su idea de poblar el área adversaria de rematadores; un primer disparo salió despedido hasta la corona del área y Djuricin la puso junto al palo.

3el 1-0 dio paso a un periodo en el que el Submarino se vio inmerso en un aparente estado de incomodidad, con los austriacos apretando muy arriba y mostrándose compactos y ordenados, cortando la evolución ofensiva de su oponente.

3cumplido el ecuador del primer capítulo, los locales bajaron el pistón y la altura de la presión, organizados en un bloque medio. La buena noticia era que en sus mejores momentos había atosigado, pero nunca ratificó ese ligera superioridad en ocasiones de gol.

3cuando Jonathan participó más en la gestación del juego pisando sectores interiores, el Villarreal lo notó para bien y pudo gestionar mejor el balón. Equilibró el desarrollo y sacó provecho de una pelota detenida en la que Vietto estuvo listo y pudo anticipar a Ramalho.

3tras el paso por vestuarios, en el Salzburgo ya nadie fue el que había sido. No solo no protagonizaba los acontecimientos, sino que empezaba a ir a remolque. El Villarreal ya imponía sus condiciones.

3gestionaba bien la pelota, no sufría apuros emocionales y, cada vez que se expresaba en ataque, cundía el miedo. Los austriacos atacaban cuando podían y con poca claridad.

3Hubo un periodo corto en el que el partido se rompió y el Villarreal sufrió alguna perdida de balón. Entonces compareció la mejor versión de Giovani a lo que se unió la decisión de Adi Hütter de jugársela y meter gente de ataque.

3las habituales salidas vertiginosas del Submarino fueron demoledoras ante un rival ya desmembrado tácticamente y sin piernas para volver atrás. Giovani y Vietto se lo comieron y se lo guisaron en el segundo y tercer tanto. H