Etapa sin sentido, 264 kilómetros que no provocaron otra cosa que aburrimiento, con un pelotón que, preocupado por la distancia, rodó al peor promedio hasta ahora registrado en la ronda italiana, 35,8 kilómetros por hora. Y todo para que la jornada acabase en un esprint -victoria del italiano Diego Ulissi con el andaluz Juanjo Lobato (Movistar) en segunda posición-. Más de siete horas sobre la bici, un agobio todavía peor si se rodaba convaleciente por una caída, como fue el caso del líder Alberto Contador, quien, evidentemente, sigue en competición y con la maglia rosa, ante la segunda llegada en alto, este sábado a Campitello Matese.

Contador, ni por asombro, a pesar de la dura caída sufrida el jueves, pensó en abandonar. Si las radiografías dejaron claro que no había ningún hueso roto, él se montaría en la bici, tomaría la salida y, por supuesto, llegaría. Y hasta tendría ocasión, en el único instante de cierta emoción de una jornada insulsa, de incrementar el ritmo del pelotón con el conjunto Tinkoff tirando del Giro 2015. Sin duda, la muestra de que el ciclista madrileño se encontraba en disposición de competir.

"He sufrido mucho pero he podido aguantar con mucho dolor. En la salida no lo tenía claro. Han sido siete horas y media sobre la bici y a partir de la cuarta ya no sabía como colocar la mano", dijo Contador. Sin cambios en la general, la octava etapa ya con montaña de por medio, con mayor esfuerzo, sin el auxilio de tener que ir tanto a rueda, se verá evidentemente de forma más clara cuál es el estado físico de Contador. Este viernes lo superó. Por si había dudas.