Sobre las 20.45 horas se sabrá si el Castellón es nuevo equipo de Segunda División B o deberá disputar otras dos eliminatorias para conseguir el ansiado ascenso a la categoría de bronce del fútbol español. La primera posibilidad es por la que suspira todo el albinegrismo y para ello el equipo debe remontar el 1-0 del encuentro la ida en Linares.

Un ascenso que debería poner el punto final a un lustro para olvidar, el peor de todo la historia del club con diferencia y en el que la desaparición estuvo más cerca que nunca. Por momentos parecía que la entidad no alcanzaría los 90 años de historia, pero se logró salvar la situación y en pocos días --20 de julio-- alcanzará los 93. Y qué mejor forma de celebrarlos que en Segunda B.

Han sido cinco años muy sufridos --la única alegría fue la clasificación para el play-off de ascenso hace dos campañas, en la que se cayó a las primeras de cambio--, deambulando en la mayoría de los casos por los campos de Tercera División, una categoría nada acorde a un club como el Castellón y a la que se llegó por la mala gestión de Castellnou2005, que llevó a los albinegros a Tercera División por temas burocráticos.

Pero todo ello debe quedar olvidado hoy. Se espera que Castalia sea una fiesta desde las 19.00 horas y que durante los 90 minutos de partido los aficionados lleven en volandas a los jugadores en busca de la remontada, para a continuación festejar todos juntos lo que sería el regreso a Segunda B tras cuatro años en Tercera.

Equipo y afición deben demostrar la comunión que ha existido entre ambos toda la temporada. Esa unión ha sido fundamental para ser primero de grupo y entrar en la fase de ascenso de campeones, además de alcanzar la final de la Copa RFEF, en la que solo el Real Unión de Irún pudo con los albinegros. Todos los buenos momentos vividos en los últimos meses deben tener su mejor rúbrica hoy con el ascenso.

como hace 10 años // Si los últimos años han sido una pesadilla para el Castellón, muchos se dirigirán hoy al estadio Castalia con la intención de repetir la experiencia vivida hace una década, cuando tras 11 temporadas en Segunda B el club volvió a Segunda A. La sensaciones son las mismas, puesto que en aquella ocasión también tocaba remontar el 2-1 de la ida en Zamora, siendo suficiente el gol de Manu Busto.

Aquel tanto dio paso a cinco años en Segunda A y tras dos descensos consecutivos se comenzó una penitencia en Tercera División que puede tener las horas contadas. Al menos ese es el deseo de todo el albinegrismo. H