Con una sonrisa dibujada en los labios entró ayer Leo Messi en la ciudad deportiva. La mejor señal para un barcelonismo aún alicaído por la peor de las noticias que podía recibir: la pérdida del astro durante dos meses. Digerido el disgusto de la lesión, Messi parece haber asimilado la amarga situación que le toca vivir ahora después de disfrutar de una salud impecable. Hacía casi dos años que no se lesionaba, algo poco menos que inaudito para un delantero de élite.

Dos meses es el plazo provisional establecido por los médicos para delimitar la ausencia de Leo. Se cumplen una semana antes del Barça-Madrid. El delantero inició ayer la cuenta atrás de su reaparición con un buen ánimo. Nada más conocer el dictamen en una clínica, regresó luego al estadio para ver a los compañeros y a los médicos. Ayer acudió a Sant Joan Despí, de copiloto en el coche de Luis Suárez. A partir de ahora, y por unos días, no se entrenarán juntos: el uruguayo estará sobre el césped y el argentino consumirá horas en el gimnasio antes de volver a calzarse las botas. Pese al tiempo que estará ausente, la recuperación se hará en Barcelona. Bajo la tutela de los servicios médicos azulgranas, pero con la participación de Marcelo d’Andrea, fisioterapeuta de la selección argentina y hombre de la máxima confianza del futbolista, hasta el punto de que pasa muchas épocas del año en Barcelona.

GIRO A LA IZQUIERDA // El tipo de lesión que ha sufrido Messi --una rotura parcial del ligamento colateral interno-- crea expectativas de una rehabilitación más corta de la pronosticada. Las perspectivas, sin embargo, no reducirán el número de partidos que se perderá. Serán 9 con el Barça. Parecen muchos. Podrían ser más de no mediar dos parones para los encuentros de selecciones.

Luis Enrique verá sobre la marcha si debe cambiar el sistema o bastará con retocar el funcionamiento del equipo en ataque con un giro hacia la izquierda. Ningún sustituto podrá aportar la capacidad de desequilibrio de Messi. Los dos jugadores más habilidosos en el regate son Iniesta y Neymar, habituados a jugar en esa banda. Munir y Sandro se repartirían la función de extremo, a no ser que el técnico adelante a Sergi Roberto o a Dani Alves.

LA ALBICELESTE // Más grave se antoja la baja de Leo para Argentina. Aunque se vaya a perder solo cuatro partidos. Comienzan en las fechas FIFA (8 y 13 de octubre y 13 y 17 de noviembre) los primeros de la fase clasificatoria para el Mundial-2018. La ausencia del azulgrana, en la albiceleste, reviste la misma gravedad, o más que en el Barça. Argentina se enfrenta a Ecuador y Paraguay en octubre y recibe a Brasil --el día que reaparecerá Neymar con la seleçao-- y visita a Colombia en noviembre. Las dudas de Luis Enrique sobre cómo articular el juego del Barça se multiplican en Argentina, con menos entrenamientos para encontrar posibles alternativas.

MENOS RECURSOS // La dependencia de la selección respecto a Leo, su capitán, es parecida. O mayor. Los medios de comunicación argentinos informaron con preocupación de la lesión y de sus repercusiones en la selección. Aunque la lista de delanteros (Agüero, Higuaín, Tévez, Di María, Dybala, Lavezzi, Correa...) es más larga que la del Barça, con solo cuatro integrantes: Suárez, Neymar. Munir y Sandro. La desgracia de Messi vuelve a caer sobre Gerardo Martino. La última lesión de Leo fue en la campaña (2013-2014) en la que Tata dirigió al Barça. Por entonces, perdió al astro, que jugaba de mediapunta, durante dos meses. El equipo se sobrepuso y ganó 7 de los 9 partidos, promediando tres goles por encuentro. Tenía más recursos. Pedro, Cesc Fàbregas y Alexis no están para secundar a Neymar, que entonces dio un paso al frente. H