El Madrid necesitó media hora para frenar la energía de un Malmoe con más entusiasmo que juego y justito técnicamente. Benítez tiró de rotaciones y dejó en el banquillo a Marcelo y Modric. Entraron Arbeloa y Casemiro, que le dio un buen tono al equipo con sus pases largos y su labor en el centro del campo. Eso fue lo más potable del Madrid en una primera parte en la que a los nueve minutos el equipo sueco ya había tirado dos veces a portería. Más de un cuarto de hora tardó el Madrid en hacerlo en un disparo flojo de Cristiano, ayer capitán.

Su equipo sobaba el balón hasta superar el 70% de posesión, lo que no iba acompañado de la suficiente jerarquía como para desequilibrar. Más bien, el Madrid parecía un equipo previsible, repitiendo movimientos sistemáticos y sin profundidad. Todo cambió cuando llegó el primer contragolpe claro. Lo inició Kovacic para Isco y el malagueño se la puso a Cristiano que batió con la derecha a Wiland (m. 29). Con ese gol, Ronaldo igualaba a Raúl como máximo goleador del Madrid en la historia de la Champions, con 66 goles en 65 partidos.

El tanto le dio tranquilidad al Madrid, que comenzó a ocupar su verdadero papel en el partido. Todo apuntaba que tras el descanso se mantendría el mismo guión, pero el Malmoe renovó sus ilusiones. Cuando más sufría el Madrid llegó la segunda amarilla de Yotun por un derribo a Lucas Vázquez (m. 78). Sobre la bocina, Cristiano remató al Malmoe. H