Kiko Ramírez es uno de esos entrenadores muy concienciados de lo que supone lo físico en el fútbol de Tercera División y sus diferentes vertientes (un plan de entrenamientos pormenorizado, cuidar la alimentación, mantener el peso, descansar...). Tanto, que mientras la mayoría de equipos comienza a levantar el pie del acelerador, el tarraconense lo mantiene, como lo demuestra el hecho de que recupere una doble sesión a la semana (los miércoles). Salva Claramonte, preparador físico del Castellón desde hace varias temporadas, es el encargado de diseñar esa hoja de ruta.

“Sabemos que estamos en Tercera y que la mayoría de equipos, a estas alturas, por problemas económicos, porque ya tienen la temporada casi hecha... entrenan menos. Eso es algo que tenemos que aprovechar, de ahí el trabajo que hacemos”, destaca el vila-realense, que detalla la diferencia entre lo que están haciendo ahora y lo de hace unos meses: “Ahora no buscamos volumen de trabajo o carga física, sino la chispa, que los jugadores se noten más rápidos”. Por eso, las sesiones planificadas son más cortas e inciden también en lo táctico.

PUESTA A PUNTO SIN RESPIRO // Claramonte es el primero que admite las dificultades a la hora de llevar una preparación no demasiado laxa para que los nuevos no sufran los estragos después de un tiempo sin ejercitarse (caso de Jorge Giménez, Tariq, Ebwelle, Rida, Juanfran...), pero tampoco excesivamente dura para que estos no se rompan a las primeras de cambio. El preparador físico albinegro desvela que los últimos en incorporarse siguen un plan individualizado incluso en los días de descanso, para alcanzar el nivel de sus compañeros.

Por el número de sesiones, la filosofía de trabajo, el hecho de ejercitarse por las mañanas, la predisposición de los futbolistas... el vila-realense constata: “Entrenamos como si fuésemos un equipo de Primera División”.

UN ELEVADO PEAJE // Resulta inevitable echar la vista atrás para analizar lo que sucedió la pasada temporada. El Castellón fue campeón de grupo pero se vio claramente superado por el Linares en el cruce entre los primeros (perdió los dos encuentros) y fue finalmente eliminado en la tanda de penaltis por el Haro, un equipo inferior a los albinegros.

“El año pasado llegamos pasados de vuelta. Ten en cuenta que jugamos 60 partidos, solo uno menos que el Barcelona del triplete”, constata Claramonte.

La Copa RFEF, donde el Castellón acumuló hasta 16 encuentros para abrazar el subcampeonato, trastocó los planes. “No solo eran los partidos, sino los viajes en autobús; la víspera ya no entrenábamos todos juntos, el día de después tampoco”, desgrana. “Fue una carga excesiva para unos futbolistas que tampoco están acostumbrados: recuerdo el mes de abril, con todas las semanas jugando miércoles-domingo-miércoles”, añade. “Todo eso nos pasó factura”, concluye.

Nada que ver con lo del ahora. “Aunque tengamos jugadores con molestias o enfermos, contamos con una semana entera de partido a partido, tiempo suficiente para recuperarnos”, reseña. H