Bruno Soriano no vistió la elástica de la Roja, pero sí se enfundó el pasado jueves la túnica granate de Tambors de Passió para protagonizar la Rompida de la Hora de Almassora junto a los 300 tambores y bombos citados.

El casco antiguo del municipio se engalanó para recuperar el misticismo propio de la Pasión, en un ambiente de solemnidad y silencio hasta que sonó el estruendo de los participantes. La organización del acto corrió a cargo de la Hermandad del Santísimo Cristo del Calvario de la localidad, que ha convertido la experiencia en un acto ineludible de la Semana Santa.

La alcaldesa de Almassora, Susanna Nicolau; la primera teniente de alcalde, Merche Galí, y la concejala de Cultura, Isladis Falcó, vistieron también el uniforme de la asociación para acompañar a sus integrantes durante la Rompida de la Hora y en el posterior desfile.

El recorrido partió de la plaza Mayor de la Vila una vez que el presidente de la asociación, Damián Aguilella, marcó el paso a la medianoche junto a Bruno, Nicolau y la hermana mayor de la cofradía del Santísimo Cristo del Calvario, Paquita Ortiz.

Una vez más, el bombo gigante instalado en el escenario de la plaza Mayor, el más grande de la Comunitat, acompasó a los asistentes después de que el reloj del campanario de la iglesia anunciara la medianoche.

EL MEJOR EMBAJADOR // Según explicó el presidente de Tambors de Passió, Damián Aguilella, durante la presentación del acto celebrado, “Bruno Soriano encarna todos los valores que transmite y anhela la asociación: constancia, sacrificio, esfuerzo, compromiso y orgullo de ser de donde somos y de defender nuestras tradiciones”. H