Lejos de estar afectado por el golpe moral que supuso la derrota in extremis en el estreno de la final, el Madrid se levantó con la fiereza del campeón herido y devolvió el golpe con rabia en el Palau. El segundo partido de la final de la Liga Endesa fue un monólogo blanco de principio a fin (70-90).

El Barça no existió, desconectado por la defensa madridista y también por su propia incapacidad para generar una respuesta y viajará a Madrid, donde se disputan los dos próximos partidos (lunes y miércoles) en una situación complicada: con el 1-1 y la posibilidad real de que el equipo blanco sentencie en casa.

El equipo de Xavi Pascual fue una sombra del que 48 horas antes peleó y dio la cara, hasta hacerse con el triunfo valioso para abrir el ‘play-off’ final. Eso lo costó un duro revolcón. En cuanto el Madrid comprobó que a su rival le flaqueaban las piernas, apretó y apretó, para que la herida no parara de sangrar.

Llull, con 20 puntos y 4 asistencias, y Ayón (19 puntos y 6 rebotes) , con una actuación enorme, capitanearon la carga madridista, pero todo el equipo de Laso rindió a un enorme nivel. En el Barça quizá tan solo Tomic (14 puntos y 5 rebotes) y Perperoglou (10 puntos) lograron salvar la cara, y eso dejó una sensación en buena parte de la afición del Barça que abandonó las gradas antes de que se consumara el drama.