El despertador sonó tarde, con un retraso de 45 minutos, pero a tiempo para que el Villarreal remontara un 2-0 y estuviera a punto de darle la vuelta al marcador, incluso con un penalti fallado por Bruno (2-2). Como había vaticinado Escribá, el partido en Ankara no iba a ser nada fácil, porque los turcos dejaron muy buenas sensaciones, sobre todo en el primer acto. Ambos equipos llegaban al choque entre ellos invictos en Liga y Copa... y continúan sin perder. El Submarino suma ya 11 partidos oficiales sin conocer la derrota, es líder en Europa y se halla en una inmejorable situación en la Liga. Ante el Osmanlispor sumó un punto importante, aunque la relajación del primer tiempo pudo darle un buen susto.

Era un examen de reválida para evaluar el potencial de una plantilla repleta de jugadores importantes y que está diseñada para competir al máximo nivel en las tres competiciones en las que participará el Villarreal. Escribá lo cambió todo respecto al equipo que goleó al Celta. Al margen de los ocho jugadores que entraron nuevos (solo repitieron Álvaro, Bruno y Samu), el técnico modificó el sistema. El cambio de dibujo fue lo que más se notó, amén de la alarmante falta de intensidad de futbolistas como Pato o Jonathan. O la ausencia de rigor táctico de un Villarreal anárquico y totalmente desconocido. Al entrenador amarillo se le vino abajo un bloque que había funcionado como un reloj en la Liga y que acumulaba hasta 10 partidos sin perder, contabilizando esta competición europea.

LO IMPREVISTO // El resultado fue que el Osmalinspor se comió al Villarreal, de la misma forma que éste hiciera con el Celta. Los otomanos llevaron el mando en la primera parte a base de un fútbol agresivo, rozando el límite permitido, pero sobre todo por potencia y velocidad. De medio campo hacia arriba, Delarge, N’Diaye y Lawal, junto a un inspirado Rusescu, destrozaron a un Submarino errático, lento, apático y descosido. Bruno no era suficiente para taponar los agujeros que dejaban salir el agua a borbotones por los dos costados.

N’Diaye, en un remate acrobático, pudo adelantar a los amarillos en un centro de rosca de Rukavina, pero el balón salió fuera por centímetros. Fue un espejismo, porque los turcos ya habían sacado los colores al Villarreal en varias ocasiones. Y en solo un minuto, anoche, sacaron a colación todas las carencias del equipo de Escribá, sumido en la anarquía. Dos contragolpes de manual, con la defensa descolorada y el centro del campo desubicado y sin ánimo para presionar al rival, dejaron al Submarino contra las cuerdas. Dos fogonazos. Uno por el carril izquierdo que intentaba defender José Ángel y que Rusescu culminó con absoluta comodidad a la red. El segundo, del mismo jugador en un tiro desde lejos que sorprendió a Andrés Fernández, quien también pudo hacer mucho más.

El Osmanlispor se empleó bordeando el reglamento y con excesiva dureza, contando con la permisividad arbitral. Tan cierto como que el Villarreal no jugaba a nada, desarmado a la vez por una presión asfixiante. Un remate envenenado de Pato fue el segundo aviso de un Villarreal desangelado en el territorio.

OTRO EQUIPO // El despertador sonó en el vestuario. Con 45 minutos de retraso, pero el Villarreal de la segunda parte fue totalmente distinto. La gran diferencia fue el jugar con una marcha más. Y que Pato se pusiera el traje de mago y fuera el futbolista diferencial que exige su currículo.

Los amarillos comenzaron la segunda parte con otra cara. La remontada se empezaba a gestar. El minuto 54 fue el punto de inflexión. El árbitro acertó al señalar penalti por un claro derribo a Pato dentro del área, pero aplicó mal el reglamento al expulsar a Mehmet Güven, puesto que con el cambio de la normativa por la FIFA, la acción ya no acarreaba una tarjeta roja, ya que no hubo agresión en la acción manifiesta de gol. Bruno no estuvo acertado en el lanzamiento desde los 11 metros (lo abortó el portero) y el Villarreal erró su tercera pena máxima de la temporada. Eso sí, el conjunto otomano se quedó con 10 y faltaban 36 minutos.

DEL FALLO AL 2-1 // En la acción siguiente, llegó el empate tras un remate al primer contacto de N’Diaye a la salida de un saque de esquina. El partido ya era de color amarillo. El Osmanlispor no pudo mantener el intenso ritmo del primer tiempo y Escribá consiguió darle alguna puntada a los rotos de su equipo, que empezó a coserse un poco. Y Pato, mucho más enchufado que en el primer periodo, anotó el empate después de una buena acción individual de Rukavina (m. 73).

La mejoría del Villarreal en presencia en ataque fue notoria, aunque los titubeos en la zaga continuaron y dejaron algún que otro susto. En la retaguardia se notaron demasiado las ausencias. El Villarreal logró voltear un partido que se le había puesto cuesta arriba con el 2-0 y echó mano de su mayor calidad en una segunda parte en la que pudo, incluso, vencer. El equipo de Escribá mantiene, con cinco puntos, el liderato del grupo. H