Pato es un jugador especial, distinto, diferencial para lo bueno y lo malo, con las cualidades y defectos de los genios. Es capaz de despertar filias y fobias en tan solo 90 minutos, como sucedió el jueves en el Osmanli Stadi, donde el Villarreal jugó con 10 y con 12 en el intervalo que va de la primera a la segunda parte.

Pato puede provocar desesperación cuando observas cómo se pasea por el terreno de juego ajeno al trabajo defensivo al que todos los componentes del equipo están obligado a realizar solidariamente, y también de despertar exclamaciones de admiración cuando exhibe esos brochazos de pincel fino que distinguen a un artista, en este caso del balón.

Son las dos caras de Pato. La que desespera a Fran Escribá, y también a sus compañeros, se pudo ver durante los 45 primeros minutos ante el Osmanlispor. Descolgado a una banda, apático en la presión sobre el rival, un tanto desubicado y ofreciendo sensación de no jugar con la tensión mínima necesaria. Pato fue la viva imagen del Villarreal del primer tiempo en Ankara, cuando el 2-0 en contra pudo poner muy complicada la clasificación de los amarillos en Europa.

LA CARA Y LA CRUZ // El técnico no dudó en manifestar que su jugador no estuvo fino, al igual que tampoco escatimó elogios para su renacer en la segunda parte. “No ha entrado en juego prácticamente, pero luego coincidiendo con un parón del partido, le he comentado en la banda por dónde debía hacer daño y me ha contestado que ya se había dado cuenta. En la segunda parte, Pato ha demostrado que es un jugador especial”, explicó el entrenador.

El brasileño también reconoció que el inicio del partido no fue bueno. “Estábamos muy parados y no nos salía nada. Luego las palabras del míster nos han llegado al corazón y en la segunda parte sí hemos jugado a nuestro nivel”, destapaba el genial futbolista.

Sacar lo mejor de una de las estrellas del Villarreal es responsabilidad del entrenador. Fran Escribá volvió a confiar en Pato en Ankara, después de sentar en el banquillo al internacional brasileño en varios choques importantes. Una prueba de su insatisfacción con el rendimiento, o mejor dicho con la cara de Mr. Hyde del brasileño. El jugador reconoce el esfuerzo del técnico para recuperar el talento del crack. “El míster está hablando mucho conmigo y pendiente de mí. Es algo que le agradezco porque me estimula para mejorar”, admite.

En Turquía disfrutó de 90 minutos, a pesar de su pobre rendimiento en la primera parte. “En la segunda salimos muy metidos. Soy consciente de que no todos pueden jugar, pero para mí disputar todo el partido fue muy importante, aunque también sé que todos los futbolistas quieren ser titulares y respeto la opinión del entrenador” afirmaba.

PERIODO DE ADAPTACIÓN // A Pato le está costando adaptarse a la exigencia de un equipo como el Villarreal, en el que se exige el esfuerzo de todos los futbolistas, con la idea de que todos atacan y todos defienden. Precisamente ese esfuerzo es el que Fran Escribá quiere que el brasileño ponga al servicio del colectivo y cuya no aparición provocó, entre otros factores, que el Submarino ofreciera una triste imagen en el primer periodo ante el Osmanlispor: “Poco a poco me estoy habituando y cogiendo la confianza que solo te dan los minutos”.

La segunda parte de Pato fue espectacular y se corresponde con la otra cara de un jugador tan talentoso y capaz de marcar las diferencias como es él. Tocaba doctor Jekyll. Provocó un penalti, marcó un gol y estuvo a punto de lograr otro. “Me di cuenta de lo que quería el míster y entré mucho más en juego, porque también tuvimos más el balón”, asevera el brasileño. “Me hicieron un claro penalti y luego Ruka me puso un balón que solo tuve que empujar a la red”, añade.

Escribá y sus compañeros siguen en la pelea de conseguir la mayor motivación en un futbolista de un talento descomunal, pero que debe trabajar para que no aparezca a cuentagotas y también exhibir un mayor grado de compromiso en el sacrifico por el grupo. A Alexandre Pato hay que exigirle como crack y está obligado a resolver partidos importante. Los genios son así. Y Pato lo es con el balón en los pies. H