El Almazora-Castellón del domingo (17.00 horas) entra en la categoría de histórico. Porque nunca, nunca, se habían enfrentado en un partido oficial que midiese a estos dos clubs que, como no podía ser de otra forma para dos poblaciones separadas por menos de cinco kilómetros, han estado férreamente vinculadas. Hasta el punto, de que el Almazora llegó a ser filial del Castellón a principios de los 90. Ahora son solo dos compañeros de viaje en el grupo VI de Tercera División.

La última etapa verdaderamente gloriosa del Castellón coincidió con el momento de la relación más estrecha con el Almazora, con el que comparte colores. En la temporada 90/91, la última de los orelluts en Primera División, el vecino actuó como filial suyo, aunque al final de aquel ejercicio, el Castellón descendió a Segunda A al acabar penúltimo en Primera. Un año después, el Almazora también dio con sus huesos en Regional Preferente pese a su noveno puesto, por la reestructuración de la categoría (de dos grupos autonómicos a uno solo). Curiosamente, la campaña anterior, como satélite albinegro, había sido quinto. Veinticuatro años después, los blanquinegros han regresado a Tercera.

DUELO INÉDITO // Los historiadores constatan que la ausencia de un Almazora-Castellón o un Castellón-Almazora previo. Son innumerables los amistosos estivales en el José Manuel Pesudo o, con anterioridad, en la ya desaparecida La Garrofera (el último de ello, sin ir más lejos, en julio, con motivo del homenaje a Manolo Clares), con los orelluts en cualquier categoría y los locales en Preferente. También encuentros ligueros entre el Almazora y el Amateur, en Tercera y/o Preferente. Pero nunca entre los equipos A de ambos con puntos en juego. Ni siquiera en alguna olvidada ronda preliminar copera, ni del Rey ni de su antecesora.

«No hay nada de nada, ningún precedente», constata Miguel Ángel Serer, miembro de la asociación Amigos de la Historia del CD Castellón (Ahiscas) y coautor, junto a Conrado Marín, de En el escudo de tu historia, libro de cabecera del albinegrismo.

Serer rescata, precisamente, aquel Almazora filial del Castellón de la temporada 90-91, del que salieron recordados futbolistas como el delantero centro Héctor Cruceta y el polivalente Octavio Viñals (comenzó como atacante y terminó como lateral izquierdo, que tuvo más recorrido y acabó convirtiéndose en toda una institución en Soria de la mano de aquel primer Numancia que alcanzó la élite (no en vano, jugó con los rojillos más de una década, entre 1992 y 2004).

COMPARANDO // Este duelo, dos décadas y media después de que ambos conjuntos estuviesen separados por tres categorías, realza un proyecto que, «desde la humildad y mucho trabajo, está dando sus frutos», en palabras del presidente del Almazora, Ramón Broch. La pujanza de uno ante la triste realidad de otro, con un albinegrismo que vive con el corazón encogido, temiendo, incluso, por la supervivencia del club. H