El Villarreal llegó a ceder por medio mundo a ocho jugadores para las selecciones absolutas en las fechas FIFA de octubre del pasado año, demostrando que su nuevo asentamiento en la élite está basado en jugadores importantes. No muy lejos quedó el récord del club, que antes del último descenso, en el 2011, llegó a colocar a una decena de sus futbolistas en combinados nacionales del más alto nivel. Entonces eran los Capdevila, Cazorla, Marchena, Rossi o Nilmar algunos de los asiduos en algunas de las selecciones más potentes del mundo. De aquel grupo, el Submarino aún mantiene supervivientes como Bruno o Musacchio, que siguen aspirando a jugar un Mundial, el de dentro de año y medio en Rusia.

En la última nómina de seleccionados para las fechas FIFA que están ahora en marcha —mañana volverán a entrar en acción Musacchio, Jonathan y Sansone con Argentina, México e Italia, respectivamente— solo han podido entrar cuatro de los jugadores que están a las órdenes de Escribá. Pero la importancia del Villarreal en el fútbol de selecciones no solo se circunscribe al último eslabón. Por detrás, la entidad tiene un verdadero ejército de internacionales absolutos en ciernes que suelen defender a sus países de procedencia durante toda la temporada.

En el último año, en el tramo que abarca desde finales de marzo del 2016, el Villarreal ha aportado a 61 jugadores y jugadoras a los diferentes combinados de 16 países, representantes de cinco continentes. Una cifra que solo está al alcance de los clubs más reputados. Evidentemente, la federación que más se beneficia del trabajo del primer equipo y de las categorías inferiores de la entidad amarilla es la española. En los últimos 12 meses, hasta 41 futbolistas de la disciplina del club han pasado por casi todos los escalafones de la Roja. Por supuesto, ahí están los Bruno —presente en la última Eurocopa—, Mario —jugó el último de sus tres partidos con España el 27 de marzo del 2016, en Rumanía— y Asenjo —solo la lesión de rodilla le ha apartado de la última lista de Lopetegui—, pero también otros 38 groguets que han defendido la camiseta nacional en las inferiores.

En esta amplia nómina entran también futbolistas que pulen su progresión como cedidos en otros clubs --Marín, Íñiguez, Pedraza y Nahuel--, u otros, como Castillejo, que están a un paso de la absoluta. Pero el mayor número de internacionales amarillos se localizan en los primeros tramos de la carrera hacia la élite. En el inicial, la sub-16, el club que preside Fernando Roig ha visto la participación de 12 promesas, incluidas cuatro chicas (Cristina. Aixa, Núria y Nerea) del femenino. La cifra se va hasta los nueve internacionales en la selección sub-17 y sube hasta los 14 en la etapa que va de la sub-18 a la sub-19.

Argentina, que no hace mucho tenía en Vila-real un vivero para su selección mayor, sigue a España en la lista de 16 países con representantes del Submarino, con especial mención para Musacchio, único absoluto en la albiceleste que se mantiene en el club. Uruguay y Marruecos preceden a la AFA, con dos jugadores cada uno. El país suramericano tiene a los sub-20 Ramiro Guerra y Franco Acosta; el africano confía en el buen hacer de la escuela grogueta con dos estrellas en ciernes, El Ghezaouani (juvenil A) y Ezzaouia (actualmente en el juvenil del Roda).

Europa, apoyado en la legión española, es el continente donde el Villarreal coloca a un mayor número de efectivos en las selecciones. Además de los 41 jugadores que han ido con alguna de las versiones de la Roja, Polonia, Italia, Montenegro, Rumanía y Serbia también tienen sangre grogueta en alguna de sus categorías. Suramérica se beneficia de siete integrantes de la entidad, mientras que dos países vecinos del norte (EEUU y México) disfrutan de otros dos jugadores. África cuenta con cuatro amarillos en sus combinados nacionales, mientras que Asia se conforma con un par de casos especiales: el qatarí Akram Afif (cedido en el Sporting) y el indio Kuru, que se recupera en su país de una lesión.