El videoarbitraje enseñó anoche su mejor cara y, seguramente, ganó bastantes adeptos y restó críticas entre los más puristas detractores, sobre todo en España, en el amistoso en el Stade de France. El VAR resultó decisivo en las dos jugadas en la que el alemán Felix Zwayer tuvo necesidad de una ayudita. Su asistente no vio la posición de fuera de juego, muy justa, de Griezmann, en el momento de cabecear un centro de Jallet a las redes de De Gea, en el minuto 48. Segundos después de dar el tanto, Zwayer rectificó a instancias del mensaje que le llegaba desde la sala de control. En segundos se hacía justicia. Y sin lugar a las protestas. La tecnología no engaña.

Tampoco lo hizo en el tanto de Deulofeu que solventaba el choque para la Roja. Tras medio minuto que pareció hacerse eterno, Zwayer validó el 0-2. España sacó el máximo provecho al rearbitraje, el futuro para hacer del fútbol un deporte más ecuánime y objetivo que, señalado a menudo por su inmovilismo y apego al pasado, va permitiendo poco a poco su modernización, sobre todo en aspectos relacionados con el arbitraje. La FIFA sigue probando con cuentagotas el videoarbitraje, ahora restringido a unas pocas competiciones o a amistosos, como el de anoche en Saint-Denis. Las dos federaciones, la francesa y la española, pidieron esta prueba a la FIFA, con el visto bueno de Felix Zwayer.

El videoarbitraje ha entrado por fin en escena, con el objetivo de reducir la influencia de los errores arbitrales en el resultado final, aunque todavía con dudas. En diciembre se probó, por primera vez, en una competición oficial: fue en el Mundial de Clubs, donde se rearbitró una jugada polémica en el Atlético Nacional-Kashima.

Por ahora se trata solamente de un modelo experimental. La FIFA no cree que pueda implantar este sistema antes del próximo año. Aunque, si funciona, intentará acelerarlo para que esté presente desde lo antes posible en el máximo número de torneos.

Sala de realización

El sistema es sencillo. Un grupo de asistentes siguen el partido desde una sala de realización y visionan cada jugada polémica al detalle. Si observan algo raro, contactan con el árbitro por el pinganillo. Si es el colegiado quien tiene dudas, entonces se pone en contacto con la sala. Después de la primera opinión de estos asistentes, el árbitro tiene dos opciones: fiarse o acudir a la banda, donde otro asistente ya tiene en su tableta la jugada polémica. El árbitro observa la jugada y toma una decisión. Este proceso no debe tardar más de dos minutos.

El ritmo de los partidos

El videoarbitraje solo se utiliza para aclara las jugadas fundamentales. Goles, acciones en el área, tarjetas y las que tienen que ver con la identidad de los futbolistas, para evitar que haya errores en las amonestaciones. En cuanto a los goles, la función de los asistentes de vídeo es ayudar al árbitro a determinar si se ha producido alguna infracción que impida conceder el gol. Una vez que el balón ha cruzado la línea de meta, el juego ya se ha interrumpido, por lo que el ritmo del partido no se ve afectado.

Los asistentes de la sala de realización garantizan que no se tomen decisiones erróneas relativas a la señalización (o no) de un pena máxima. Igualmente, los asistentes de vídeo evitan que se tomen decisiones erróneas en relación con infracciones que pueden causar la expulsión de un jugador y también acaban con la confusión de identidad: si un árbitro no amonesta o expulsa al futbolista que debe, o no está claro qué jugador ha cometido una infracción, los asistentes de vídeo pueden informar al árbitro para que éste sancione al jugador que haya incumplido el reglamento.