La plantilla del CD Castellón dice no a la huelga y sí a los play-off. Los jugadores descartan el plante como medida de presión extrema para tratar de forzar la marcha de David Cruz, que debe cinco meses a jugadores, técnicos y empleados, abocando, a alguno de ellos, a depender de la ayuda desinteresada de peñas, colectivos de aficionados y particulares para alimentarse. Los futbolistas aparcan así esta delicadísima situación, que conllevaría efectos de lo más perjudiciales, tanto a título personal como colectivo. Hasta tal punto, que el club se acercaría otro paso hacia el abismo de la desaparición, un peso que no quieren acarrear.

Renunciar voluntariamente a la disputa de un encuentro significa perder el mismo por 3-0 (ó 0-3) y, además, sufrir el descuento de otros tres puntos, al margen de una multa económica que oscila entre los 3.006 y los 12.021 euros. Es decir, una incomparecencia conlleva decir adiós a la disputa de la promoción (o sea, del clavo ardiendo del ascenso como vía de solución para el club), al margen de situar al Castellón al borde de la exclusión de la competición --esto es, de su descenso a Preferente--, en caso de producirse una segunda.

EL PRECEDENTE DE LA 11/12

El 26 de febrero del 2012, los jugadores del Castellón cumplieron con su amenaza de no jugar contra el Llosa en Castalia (una curiosidad: Guille Vázquez es el único superviviente de aquel grupo en una fecha que, desgraciadamente, forma parte de la historia negra de le entidad). Un precedente con el que muchos ven ahora un cierto paralelismo, aunque con matices. Los albinegros, a diferencia del momento actual, estaban clasificados en la zona de nadie, ya sin opciones de pelear por la fase de ascenso aunque sin correr peligro, deportivamente, por la pérdida de la categoría.

En aquella temporada, la primera tras el descenso administrativo a Tercera División, los futbolistas adoptaron esta medida después de que Fernando Miralles --ahora investigado por delitos fiscales, dentro de la trama Castellnou2005--, la persona que había asumido la gestión y la presidencia del club, adeudase también varios meses a la plantilla. El día anterior, el empresario de Figueroles había mantenido una reunión con Jesús Jiménez para la venta del club, circunstancia que tampoco llegó a producirse.

‘RESPUESTA’

Está claro que aquí no hay fórmulas matemáticas y que los propios jugadores son conscientes de que meterse en los play-off no lo arregla todo, pero sí lo ven como una tabla de salvación que, a falta de algo más tangible --Cruz sigue forzando la situación, sin vender el club y confiando en que los demás le resuelvan la papeleta--.

Después de la onda expansiva de los comunicados de varios jugadores --amplificada por las entrevistas en medios de comunicación de ámbito nacional-- y de la reunión del martes en el vestuario de Castalia, una vez volvieron a verse las caras tras cinco días sin jugar ni entrenar juntos, los futbolistas han decidido pasar página para centrarse en la visita del domingo al Almoradí, que inicia la cuenta atrás de cuatro jornadas en pos del pasaporte para la fase de ascenso, de la que están fuera solo por el golaveraje particular, aunque dependiendo de sí mismos, si las circunstancias lo permiten.

En consecuencia, han declinado volver a pronunciarse públicamente sobre la delicada situación, al menos hasta después del encuentro del próximo fin de semana. Si no hay soluciones --o sea, si no cobran todo o parte de los más de 90.000 euros que se les adeuda--, los jugadores sí se reservan la potestad de adoptar medidas. Han puesto encima de la mesa la fórmula de, mediante una iniciativa, llevar más gente a Castalia frente al Villarreal (próximo partido en casa, con todo lo que ello conlleva) y reservarse una parte de la taquilla.