En Madrid no sentó bien que el Villarreal protestara en su día por el arbitraje de Gil Manzano. Parece que después de que te señalen un penalti por mano inexistente, lo que había que haber hecho era agachar la cabeza y aplaudir otra gran remontada blanca...

Muchos en la capital querían saldar cuentas pendientes por las declaraciones vertidas entonces desde el Villarreal y aprovecharon la mano de Bakambu del sábado ante el Leganés para sacar toda su artillería. Llegaron a decir que el delantero congoleño celebró su gol —que no debió subir al marcador como se encargó de decir el propio capitán Bruno Soriano al acabar el partido—, haciendo el gesto de las gafas mofándose del colegiado. Pues no, señores, no todo vale. Esa celebración fue la del primero de sus dos goles. Ya que vamos a difamar, hagámoslo al menos con medias verdades, no con todo mentiras.

Bakambu marcó con la mano, sí. Una acción que pone de manifiesto de nuevo la necesidad de implantar los árbitros asistentes de video (VAR). Se puede decir cuando la actuación del colegiado te beneficia y también cuando no lo hace, como en esta ocasión. Si esa misma jugada hubiera sido a la inversa, pondríamos el grito en el cielo. Y cuando hay tantos intereses por medio como en el fútbol actual, habría que reducir al máximo el error humano. De paso se acabaría con todas esas tertulias barriobajeras y comentaristas de barra de redes sociales que casi molestan más que los propios errores humanos. HSClB