Son ya 60 puntos los que contemplan al Villarreal, una situación calcada a la de la pasada temporada, pese a que las sensaciones son diferentes. En la anterior Liga, los puntos que en estos momentos ostenta el equipo dirigido por Escribá ya eran más que suficientes para asegurar una plaza en la Europa League. No solo eso. Esa misma cosecha permitió al grupo de Marcelino afrontar las cuatro últimas jornadas con un colchón de cuatro puntos en la zona de Champions, objetivo que se materializó matemáticamente a dos jornadas para el final.

Doce meses después, la pelea por estar en competiciones europeas la próxima campaña ha notado la inflación. Todo está mucho más caro, hasta el punto de que con esos mismos 60 puntos que en abril del 2016 permitían casi tocar el cielo, el Submarino ni siquiera tiene en la mano la séptima plaza, cuyo poseedor no podrá celebrar su entrada en la Europa League hasta una semana después de acabar la Liga, siempre que el Barça cumpla los pronósticos y se alce con su 29º título de Copa del Rey.

El Villarreal espera no tener que llegar a ese extremo, y para ello precisa los tres puntos de esta noche (20.45 horas) frente al Sporting. En el entorno amarillo se ha venido defendiendo en esta recta final que los partidos en el Estadio de la Cerámica tendrán la llave europea, una percepción que se reforzó el pasado martes con los tres puntos extra en el Calderón. Los seis que restan por dirimirse en Vila-real —los tres de hoy y los otros tres del 13 de mayo frente al Deportivo— deberían dejar a los de Fran Escribá en una de las dos plazas de Europa League, de ahí que esta vez ya no suene a hipérbole el calificativo de final de la cita de hoy.

Para afrontarla, el técnico volverá a tener que afrontar un cúmulo de bajas que, sin embargo, no le impedirán oxigenar a su equipo ante el Sporting. Las rotaciones efectuadas en el Calderón, el pasado martes, permitirán al míster introducir a gente fresca como Mario, Roberto Soriano, Soldado o Bakambu, todos ellos con la etiqueta de fijos en el Submarino, mientras que los relevos para los lesionados (Víctor Ruiz, Cheryshev y Asenjo) y sancionados (Musacchio y Jaume Costa) serán de plenas garantías —José Ángel en el lateral izquierdo y Bonera y Álvaro González en la zona central de la defensa, en la que puede echar mano del canterano Pau Francisco para cubrir cualquier eventualidad—. Además, Escribá podría retocar un poco más el once con la presencia de Rodrigo en una de las dos plazas del mediocentro, por Manu Trigueros o el capitán Bruno.

CON EL AGUA AL CUELLO

La angustiosa necesidad del Sporting —a seis puntos de la salvación— puede ser el principal peligro para los amarillos, ante un rival que ya no tiene margen de error. «Si no ganamos en Vila-real la situación cruzará la línea roja», señalaba ayer Rubi, el preparador de los asturianos, que estima que su equipo necesita «por los menos 10 puntos» de los 12 que quedan por disputarse para mantenerse en la máxima categoría. Para mantener el espíritu de unidad en esta recta final, el Sporting viajó ayer con sus 21 jugadores disponibles —incluidos el examarillo Moi Gómez y el cedido Akram Afif—, todos menos los lesionados Lacina Traoré y Lillo.