La tensión se podrá cortar con un cuchillo esta tarde en el Camp Nou. El de hoy puede ser el Barça-Villarreal más decisivo en Primera, sobre todo para los locales, que se juegan a partir de las 18.30 horas (beIN LaLiga) mantener unas opciones de Liga que no dependen de ellos mismos; también de un tropiezo del Madrid. Para los amarillos, salir de vacío del Camp Nou supondría un golpe menos duro. Las opciones europeas seguirían en todo lo alto a falta de dos jornadas gracias al comodín de la final de Copa, en la que, cosas del fútbol, el enemigo de hoy puede ser el mejor aliado del Submarino para no faltar a su cita con las competiciones continentales, ya sea directamente en la fase de grupos (a partir de septiembre) o en las eliminatorias previas que se iniciarán en julio.

Pero el Villarreal no viajó ayer a la Ciudad Condal con sensaciones derrotistas. Al contrario. El equipo de Fran Escribá, con las lógicas precauciones, saltará hoy al césped dispuesto a repetir otra hombrada, como la de hace dos jornadas en el Vicente Calderón. Los amarillos ya han salido airosos de situaciones límite en el Camp Nou, como aquella visita en la penúltima jornada de la Liga 2004/2005, en la que los amarillos sacaron un punto clave para prácticamente asegurar su plaza de Champions —además de un hat-trick de Forlán que dejó a Etoo atrás en la pelea por la Bota de Oro que se llevó el uruguayo—.

Cierto es que, en aquella ocasión, el Barça ya había asegurado el título de Liga. Hoy es diferente. El partido es a vida o muerte. La vida puede ser para el Villarreal, que de asestar esta tarde su cuarta puñalada a los culés en Can Barça —las tres victorias anteriores llegaron en 1998, 2000 y 2008— daría un paso casi definitivo para no tener que depender de la Copa para su entrada en la Europa League. El éxito de los de Escribá sería, a su vez, la muerte del Barça en la pelea por la Liga, en la que mira de reojo a un Madrid que tiene por delante una bola extra más —el partido pendiente ante el Celta— para recuperar el liderato que perdió en el clásico.

El conjunto amarillo se presenta en Barcelona con el único hándicap importante de la ausencia de Bruno, por lesión, pero con la garantía de contar con un relevo de lujo en el liderazgo del juego, Manu Trigueros, y el crecimiento imparable de Rodrigo, que ante el Sporting, la pasada semana, demostró que ya prácticamente esta a la altura de los que han sido los dos titulares habituales en el doble pivote amarillo.

LA GARANTÍA DEFENSIVA / Los dos tendrán que ponerse durante muchos minutos el mono de faena para ayudar en una contención donde está la clave para salir airosos del Camp Nou y para la que Escribá recupera a Musacchio, una presencia vital ante la baja de Víctor Ruiz —uno de los cuatro integrantes de la enfermería amarilla junto al capitán, Asenjo y Cheryshev—. Solo las dudas sobre el estado físico de Álvaro González mantienen la incógnita para la conformación de la zaga, en la que Bonera afrontaría su quinto partido si el cántabro llega a las horas previas con dudas.

Parar el vendaval de la MSN (Messi, Suárez y Messi), el trío autor de 65 de los 104 goles que contemplan al provisional líder de la Liga, será el primer paso para que el Camp Nou celebre un funeral.