Dos jornadas, seis puntos. El Castellón está donde debe estar, líder en solitario incluso, ajustando su maquinaria a base de triunfos. El debut liguero en casa, ante 9.000 aficionados con más ganas de fútbol que nunca, dejó una primorosa primera parte y una segunda típica de lo que es esta categoría. Un partido resuelto, tardía pero felizmente, por un doblete de en el tramo final. Cubillas dejó los puntos en casa con un gol en el 84’ y lo rubricó con otro en el descuento.

Puede que lo tuviese preparado, pero la definitiva baja de Ferreres facilitó la decisión. Castelló apostó por la zaga de tres, los mismos cambios en el once. El virus, que también se cebó con Marenyà, envió al vila-realense al banquillo, al igual que a Luismi, otro de los titulares en Elche. Dealbert, Javi Rubio y Javi Zarzo ocuparon sus lugares.

Habrá que empezar a acostumbrarse, pues, a ese sistema tan inclasificable como novedoso, con tres centrales (Enrique, Dealbert y Arturo), dos jugadores por dentro (Rubio y Ximo Forner) y dos por fuera (Javi Serra y Juanjo), otro par de mediapuntas (Iván Sales y Javi Zarzo) y el 9 (Cubillas).

El Castellón fue un torrente desbordado. Si existía temor a que temblasen las piernas de sus futbolistas por jugar ante tanta gente, quedó rápidamente olvidado. Tan rápido como Javi Zarzo para firmar la primera ocasión, a los dos minutos, con su trallazo al palo. Y puede que no fuera la más clara, porque los albinegros remataron, con más o menos peligro, en una docena de oportunidades, solo en la primera parte. El mismo número de ocasiones que faltas cometidas por el Buñol, que no sabía como frenar el caudal ofensivo local.

Tal vez decir que solo faltaba el gol sea un tópico, pero es que fue así. Coronado sacó varias a Iván Sales (hasta tres) o Javi Zarzo, pero Arturo y Rubio también merodearon el 1-0. Hasta que, en el descuento, Rubio, por fin, acababa con la resistencia del Buñol, recogiendo un rechace del guardameta a disparo de Cubillas.

CAMBIO RADICAL

El botín se esfumó recién comenzado el segundo acto, en un despiste que permitió a Del Moral tener todo el tiempo del mundo para fusilar a Zagalá, puede que en fuera de juego. Porque todo lo que antes había sido frenesí, ahora se volvió previsible. Incluso hubo algún sustito más en la portería propia mientras que la ajena, asediada antes, vivía momentos de asueto.

Nadie esperaba que todo estuviese por decidir a falta de media hora, máxime tras la exhibición del primer tiempo. Castelló activó el resorte de los cambios sacando a Marenyà y luego a Luismi por Javi Rubio. El partido, vistosísimo en el primer tiempo, descendió a los infiernos de la Tercera División, con el resultado, el tiempo, la precipitación del Castellón y la permisividad arbitral jugando a favor del Buñol.

EMPEZAR A CREER

A falta de peligro, se pedía penalti por las caídas de Nico (deja dudas) como de Cubillas. El Buñol se lo empezaba a creer, no solo que podía puntuar, sino forzando la máquina, y para ello salió Fabiani, de llevarse el triunfo. Y así, en un contraataque, llegó el 2-1. Juanjo condujo y dejó al 9 del Castellón en la mejor situación, encarando a Coronado en el punto de penalti, y arrimando el balón lejos del alcance del cancerbero valenciano.

El ecuatoguineano, de chilena, hizo temer por la victoria, que Cubillas aseguró en el 91’.