Fernando Roig no pudo evitar ayer el tema de la salida de Rodrigo Hernández de la entidad amarilla al término de la presente campaña y el compromiso del centrocampista con el Atlético de Madrid, que le ha ofrecido un contrato con fecha de caducidad en el 2023, una temporada más de las que firmó hace poco más de dos semanas el internacional sub-21 en la ampliación de contrato que permitirá a la entidad amarilla ingresar 20 millones de euros, más otros cinco en diferentes variables, en lugar de los exiguos 12 millones que constaban en la anterior cláusula de rescisión del futbolista.

El presidente del Villarreal ni confirmó ni desmintió el acuerdo a tres bandas que permitirá el trasvase de Rodrigo Hernández el 30 de junio. Roig se limitó a recalcar que «Rodri es jugador del Villarreal, un futbolista con contrato en vigor», pero seguidamente puntualizó que «en el fútbol todo es cambiante y mutante; pasará lo que tenga que pasar». Eso sí, Roig espera que Rodrigo, que está realizando una excepcional campaña con el Submarino —ha jugado todos los partidos de Liga, 16, a un gran nivel— no vea afectado su rendimiento por las noticias surgidas sobre su futuro a corto plazo. «Queremos hacer una buena temporada y para ello cada uno tiene que cumplir en lo suyo», explicó el presidente del club, que dejó constancia de su deseo de que «Rodri seguirá siendo un gran jugador en el Villarreal». Deseo que choca con la realidad, que dicta que Rodrigo Hernández volverá al club que abandonó en el 2013.

BRUNO, A LA ESPERA

Rodrigo seguirá cubriendo en Mestalla la ausencia del capitán Bruno, inédito esta temporada, al que sus compañeros esperan «después de Navidad». «Es un futbolista muy importante para nosotros, tanto por su juego como por su carácter», esgrime Manu Trigueros, que espera ver muy pronto «al Bruno de siempre».