Valentino Rossi y su tribu estaban anoche eufóricos. Lógico. Se lo merecían. En una parrilla plagada de jabatos, dos veteranos como él, de 39 años, y Andrea Dovizioso (31), habían emparedado en el podio al joven Marc Márquez (25), seis veces campeón del mundo, el tetracampeón más joven de la historia de MotoGP y el muchacho llamado a seguir rompiendo récords.

«Estoy contentísimo ¡claro que sí! Ha sido una carrera muy dura, emocionante y disputada y hemos acabado en el podio. Tanto Andrea como Marc están un pasito por delante. Son los favoritos, pero esto acaba de empezar y el comportamiento de la Yamaha demuestra que podemos mejorar. He ido detrás de ellos y sé qué decirles a los ingenieros de Yamaha para mejorar», contó Rossi nada más bajar del podio, consciente de que puede dar mucha guerra.

MEJOR QUE NUNCA // El italiano, que sigue acumulando carreras (366) y podios (228), espera plantar cara durante todo el año a los que considera los dos grandes favoritos al título. «Va ser, lo dije el jueves, un campeonato muy igualado y espero estar ahí aunque, a veces, como hoy (por ayer), tenga que dar el 120% de mi capacidad como piloto». Eso sí, el Doctor admitió que está mucho mejor de su pierna dañada, pues en las dos últimas semanas ha podido correr, de ahí que su físico «esté mejor que nunca».

Cuando le preguntaron si con carreras como la de Catar podría seguir aspirando a conquistar su décimo título, Rossi fue sincero: «No sé, prefiero esperar un par de carreras más, Argentina y EEUU, para ver cómo se comporta la moto en trazados y ambientes diferentes al de Doha. Insisto, veo a Andrea y Marc un pasito por delante, pero ¡ojalá!».