No es cualquier cosa el último examen para la selección española antes de que Lopetegui facilite la lista definitiva de convocados para el Mundial. Nada menos que la Argentina de Messi, que no faltará a la cita, para la que también el encuentro supone un test de la máxima consideración. España tiene la obligación de seguir dando muestras de su progresión, pese a que a la ausencia de un hombre esencial en el centro del campo como Busquets se haya sumado la baja de Silva, el máximo goleador de la era Lopetegui, con 11 tantos, y uno de los mejores socios de Iniesta para capitalizar la magia del toque en la que el equipo español vuelve a fundamentar sus grandes esperanzas.

Para tener bien definido el proyecto sostenible con el que aterrizará en Rusia, a Lopetegui le falta encontrar el acompañante definitivo de Busquets en la zona central y sobre todo el delantero que dé mejor salida a las numerosas variables que ofrece el juego ofensivo de la Roja. Descartado Morata para estas dos pruebas, al cásting de atacantes se ha sumado un invitado de última hora, Rodrigo, quien, con la buena temporada que está completando en el Valencia y su buen papel, con gol incluido, ante la campeona del mundo, cuenta con muchas opciones de estar entre los elegidos.

Contra Argentina, en principio, le toca el turno a Diego Costa, sobre quien no dejan de confluir dudas en torno a su idoneidad para encajar en el desarrollo de la Roja, pero del que el seleccionador valora mucho su energía y capacidad para abrir espacios a los compañeros. El otro Rodrigo de España, el del Villarreal, compite con Saúl y Parejo para ser los acompañantes en esta ocasión de Thiago en el centro, Asensio hará probablemente de Silva e Iniesta seguirá como gran referencia para armar el juego, con Isco ante una nueva oportunidad de alcanzar con la selección el brillo y la relevancia que le niega el Madrid.

Sampaoli ha confirmado que Messi jugará. A Lopetegui, sin embargo, la presencia del mejor jugador del mundo no le supone una dosis extra de preocupación. «Nosotros no pensamos demasiado en lo que tenemos enfrente. Venimos de jugar contra el campeón y ahora lo haremos contra el subcampeón, que tiene un jugador extraordinario como Messi y que con Sampaoli ha ganado mucho colectivamente, en un entorno de jugadores magníficos. Será fuego real, un partido fantástico en un escenario extraordinario», manifestó el técnico vasco antes de ponerse a dirigir el último entrenamiento de la Roja en el Wanda ante 42.000 espectadores.