Samu Castillejo y Pablo Fornals son conscientes de que el de hoy no es un partido más. No puede serlo para dos futbolistas en su día idolatrados por la afición de La Rosaleda y, cada uno en su época, los jugadores más representativos de la cantera del club andaluz; Samu, formado completamente en la base de la entidad de Martiricos, y Pablo, rescatado por el Málaga para el fútbol de élite en un último paso de una formacion iniciada en el propio Villarreal y el Castellón de su ciudad natal.

Hoy ambos se enfrentan a un complicado regreso. Para Castillejo, será la segunda vez que pise el césped de La Rosaleda como groguet, tras aquella primera experiencia en septiembre del 2016 en la que ayudó al Submarino a regresar a Vila-real con tres puntos. Un año antes, con Marcelino, no tuvo opción de escuchar los tímidos silbidos que acompañaron el 0-2 de la pasada Liga. En su primera visita a Málaga como rival se quedó los 90 minutos al resguardo del banquillo.

«La gente sabe que nunca celebraría un gol contra el Málaga», apuntaba esta semana en Sur al repasar las sensaciones que tendrá esta tarde, como posible verdugo de su querido Málaga en el que ve como sufre el otro Samu de pasado amarillo, su amigo García. «Ojalá salga de la situación tan complicada, pero soy profesional y defiendo a mi club, a los intereses del Villarreal», incompatible hoy por hoy con el objetivo de Europa pendiente de los tres puntos de hoy.

Fornals, al contrario que su compañero de equipo, se enfrentará a una situación nueva. Será su primera visita a La Rosaleda, donde es un secreto a voces que no le espera un recibimiento cariñoso, aunque el castellonense siempre ha mostrado públicamente el cariño hacia un Málaga que le abrió las puertas de la Primera División y de la selección absoluta. «Les deseo todo lo mejor y en ningún momento quiero que desciendan ni que estén en la situación en la que están ahora», dijo a Mediterráneo cuando ya se atisbaba que la temporada 2017/2018 iba a estar marcada por la dureza para su exquipo.

Al contrario que a Samu, cuya marcha se entendió en Málaga como una tabla de salvación para la maltrecha economía del club, a Fornals no le han perdonado una salida vía cláusula para la que en Martiricos no han podido ni sabido encontrar relevo.