Desde el día que le cogió la moto a su hermana mayor María Victoria, cuando solo tenía tres años, Ana Carrasco, hija de Alfonso, un mecánico de David de Gea, y Mavi, demostró trazas de piloto. Pero de piloto de carreras. De lo que muy pronto empezaría a fardar su hermano menor Fernando, al que le prohibió que se chulease delante de sus amigos de que tenía una hermana que sería campeona «porque de eso no se farda». Ana las ha pasado de todos los colores, pero siempre ha estado ahí. Donde quería estar, para romper barreras. Y ayer, en un circuito complicado, en el que nunca había corrido, alcanzó la meta soñada, ser la primera mujer que conquista un título mundial de motociclismo homologado por la Federación Internacional de Motociclismo (FIM), el cetro de Supersport300, con un reglamento curioso porque casi varía de una carrera a otra.

Carrasco, con 21 años (en el Mundial de Moto3 fue la primera mujer en puntuar, en Malasia 2013), nacida en Cehegín (Murcia), ganó el título porque volvió a ser el único piloto que puntuó en todas las carreras, al margen de ganar en Ímola y Donington. Ana arrancaba desde una horrible 25ª plaza y solo pudo acabar 13ª. Pero tuvo la suerte de que los dos adversarios que podían arrebatarle la corona fallaron.