Corría el minuto 79 de partido en el Estadio de la Cerámica y el Villarreal estaba volcando su juego hacia la portería de Masip, cuando en un remate a la portería del Valladolid, el examarillo Kiko Olivas interceptó el balón con la mano. «La jugada era clara», reconocería después Calleja. Lo cierto es que, previa consulta con el VAR, Iglesias Villanueva señaló el punto fatídico. Sin embargo, hasta que Gerard lanzaría desde los 11 metros pasaron más de cuatro valiosísimos minutos que frenaron el ritmo del choque para beneficio de los visitantes y perjuicio local.

El propio Kiko Olivas reconocería a la conclusión del choque que esa parada benefició al Valladolid y, sin servir de excusa, pudo descentrar a Gerard, que fallaría posteriormente el penalti. «El VAR corta el ritmo y a nosotros nos ha venido muy bien. Creo que hay que agilizarlo», admitía el central del Valladolid. En la misma línea, Javi Calleja destacaría lo siguiente: «Puede que el periodo tan largo de espera pueda influir. Me ha parecido muy claro y el tiempo de consulta me ha parecido excesivo. Hay que adaptarse a estas situaciones y que no desconcentren».

La opinión de los protagonistas está por tanto muy clara: no beneficia al fútbol que durante un encuentro se pare el ritmo varios minutos para tomar una decisión que, por si fuera poco, a priori está bastante clara. Sin embargo, jugadores y entrenadores no son los únicos que han puesto el grito en el cielo para denunciar la otra cara del videoarbitraje.

Protesta del Atlético

El conjunto rojiblanco anunció que «solicitará» hoy al Comité Técnico de Árbitros «una aclaración sobre los diferentes criterios en el uso del VAR» tras «observar» su diferente empleo y «consulta que se ha hecho» del mismo «en jugadas similares en varios partidos de esta jornada. Se ha generado una gran confusión por los distintos criterios aplicados en acciones similares», denuncia.