El Castellón pasa de la empatitis aguda al encefalograma plano. No solo no ganó, sino que perdió ante un rival que tampoco estaba para tirar cohetes, lo que le deja empatado con el penúltimo y el último. Con todo, más que la puntuación, son las sensaciones. Porque los albinegros, en Badalona, echaron por la borda esa tímida y lenta mejoría a la que todos nos agarrábamos, más espejismo que realidad. No fue mucho peor que su adversario, por eso el 2-0 hace más daño. Tanto como la nula reacción cuando un penalti -puede que riguroso, pero penalti al fin y al cabo- le dejó con casi toda la segunda parte para, aun sin fútbol, a base de orgullo o de tirar por la calle de en medio, evitar otro descalabro. No solo no llegó esta vez el empate que, a diferencia de muchos de los anteriores, hubiese proporcionado cierta satisfacción, sino que el 2-0 acabó por echar tierra a cualquier mensaje medianamente optimista en torno al Castellón.

El problema no era cambiar de entrenador en la cuarta jornada, como ya se intuía. No obstante, se esperaba que el relevo de David Gutiérrez en detrimento de Sergi Escobar, junto a cierta evolución del equipo, permitiese una mejora sustancial para, cuanto menos, situarse en la zona media de la tabla. Después de media vuelta, el Castellón todavía no ha ganado un solo partido y no es colista únicamente por la diferencia de goles. No es cuestión, por lo tanto, de un nuevo relevo en el banquillo, porque ahora, hasta el 1 de enero, toca tirar hacia adelante con lo que hay, cruzando los dedos para que, dentro justo de dos meses, la situación aún sea reversible porque si no...

EFECTO GASEOSA // Ver jugar al Castellón es como creer que una hamburguesa es un plato de un restaurante Michelín. Sí, los albinegros volvieron a protagonizar un aseado arranque de encuentro, 10 minutos que invitaban a pensar que estaba en el camino de, por fin, estrenar su casillero de victorias. Pero a partir de ahí, salvo otro par de esporádicas apariciones justo en el arranque del segundo acto, más ruido que nueces, el Castellón nunca dio sensación real de tener argumentos para discutir la victoria a los escapulats, que también acudían a la cita en un mar de dudas.

Los orelluts, bien colocados, merodearon el área del veteranísimo Morales (camino de los 42 años) con un remate horrible de Theo desde la frontal, en posición francamente ventajosa; y otro posterior de Muguruza, desde una zona semejante, que el guardameta local dejó en nada.

El Badalona fue lo que quiso Albarrán. El 2 destrozó, con la ayuda de Robert Simón, al Castellón. Satrústegui, de vuelta al equipo para jugar de lateral izquierdo, seguramente porque Guti estaba enterado del poder de la banda derecha de los barceloneses, vivió una tarde de pesadilla. Su primer centro, al corazón del área, le sirvió a Chacopino para cabecear picado, lo que le dio tiempo a Campos para evitar el gol. Una jugada, en el 11’, que cambió la esperanzadora tendencia inicial de la fría tarde noche.

En la segunda, a la media hora, el delantero centro catalán se hizo un sitio entre los centrales para rematar también con peligro. En la tercera, ya en el segundo acto, acabó en el penalti, en el principio del fin. Pero no adelantemos los acontecimientos.

No es que el Castellón terminase pidiendo la hora, pero agradeció el descanso, con un Badalona cada vez más volcado sobre Campos. Un buen cabezazo de Regalón sirvió para recordar que, para ganar, hace falta rematar.

OTRO INICIO IGUAL... pero con 1-0 // Caballero protagonizó dos interesantes acciones en los primeros minutos de la reanudación. Primero, con una volea que no se fue excesivamente lejos. Después, con una internada por la derecha que no encontró a quien le diese continuidad.

El partido pintaba otra vez bien, pero un centro de Albarrán acabó en un empujón de Regalón a Chacopino que el árbitro consideró lo suficientemente punible como para señalar el punto fatídico. Albarrán -quien si no- lo transformó, en el 53’.

El encuentro no es que se puso cuesta arriba; es que, a tenor de la reacción del Castellón, se convirtió en un puerto pirenaico. Gutiérrez no tardó en menear el banquillo, para tratar de dotar al equipo de una mordiente que nunca había tenido. En pocos minutos, Kilian, José Carlos y Cubillas tomaron el testigo de Muguruza, Theo y Hicham, respectivamente, pero la respuesta ofensiva fue absolutamente nefasta. Salvo una llegada del hispanomarroquí en la que no se decidió a tirar -eso sí, se dejó caer en cuanto vio que ya no tenía opciones de remate-, nada de nada. Y eso es lo peor. La absoluta nada.

EL 2-0... Y ‘SANSEACABÓ’ // El Badalona, seguramente, no se creía que sin hacer nada relevante, fuera ganando. Por lo menos tenía a un jugador que centraba donde tocaba, al área; y a un delantero que peleaba los balones con opciones de sacar algo de provecho. Por si no se sentía ya ganador con el tanto de penalti, el 2-0, a un cuarto de hora de final, puso fin a cualquier incertidumbre sobre el signo del encuentro.

Nana filtró un pase y Robert Simón, cortando como un cuchillo por el centro, se plantó ante Campos con todo el tiempo para definir. Poco antes, los mismos protagonistas se habían retado, pero el guardameta, con la ayuda del larguero, había impedido que la vaselina del extremo derecho escapulat acabase en las mallas.

De ahí al final, con dos delanteros centros, con José Carlos también, el Castellón no fue capaz, siquiera, ya no solo de generar peligro, sino de rematar en condiciones ni una sola vez.

El Castellón, sin poder de reacción, sin recursos y sin nada, toca fondo. Y esperemos que así sea, porque eso implicaría que mejorará. Pero con el Lleida y el Hércules en el horizonte...