Los 18 primeros encuentros de la Liga se han encargado de subrayar en color fluorescente la prioridad del Villarreal en la primera parte del 2019. La necesidad obliga, y la plaza de descenso con la que el Submarino llegará el sábado al cierre de la primera vuelta no da demasiadas opciones de desviar la mirada del verdadero sustento del club, que es, cómo no, seguir la próxima temporada entre los 20 de Primera.

Bajo ese prisma regresa la Copa del Rey. Tampoco es que Luis García y sus jugadores quieran regalar a partir de esta noche (20.30 horas) el pase al Espanyol para deshacerse de una distracción en la lucha por la permanencia, pero, lógicamente, la sombra de la Liga se proyectará en los planes que el preparador groguet tiene para afrontar el primer asalto de los octavos de final del torneo del KO. Luis García quiere «sacar el mejor resultado posible» para afrontar la vuelta de la próxima semana, pero resguardando al máximo a un bloque de titulares que apenas ha tenido respiro desde el comienzo del año.

«Llegamos al momento más complicado en cuanto a calendario y el esfuerzo se nota. Intentaremos que gente que no juega más asiduamente participe en la Copa. Dentro de nuestras circunstancias, vamos a competir con todas nuestras fuerzas», apuntaba ayer Luis García, que tiene previsto, incluso, dar los primeros minutos a su último refuerzo, Iborra. «No sé si titular o no, pero si los papeles están en regla (y lo están) jugará», afirmó el míster.

Para el nuevo Villarreal de Luis García, la Copa del Rey también es un paso más en el proceso de «crecimiento» competitivo, siempre bajo ese matiz de tener «en el horizonte la Liga» y un partido clave ante el Getafe para iniciar con ánimos renovados la segunda vuelta de la competición de la regularidad. «Queremos pasar, pero mañana —por hoy— no se decide nada. Ni vamos a pasar ni a quedar eliminados, a menos que ellos o nosotros hagamos un primer partido desastroso», analizaba el madrileño, que acabó su comparecencia retomando el hilo argumental de una Liga omnipresente. «Este año habrá que hacer una segunda vuelta muy buena para salvarnos, quien piense lo contrario está equivocado», puntualizó. De momento, Luis García ve indicios positivos en su reto de cambiar la negatividad por positivismo. «Vi preocupación en la plantilla el primer día que llegué, pero ahora vemos la botella medio llena», dijo.