Nuevo empate, el que hace 12 en 20 jornadas. Un punto y seguido en la mejoría experimentada por el Castellón desde la entrada de Óscar Cano, cimentada en la llegada de fichajes de verdad que han aportado no solo aire fresco, sino recursos y competitividad. Únicamente así se puede salir airoso de Son Malferit (0-0), donde el Atlético Baleares, el mejor equipo en casa de toda la Segunda B (27 puntos de 30 posibles, hasta el duelo con los albinegros), había ganado en sus últimas ocho apariciones.

Este Castellón es un equipo en continua reconstrucción. Primero, por los sucesivos cambios en el banquillo; y, después, por las entradas y salidas de jugadores. Sin embargo, ahora sí da la sensación de estar en el camino, pese al triple salto mortal. La apuesta de Cano, en plena temporada y con semejantes números del equipo, es de lo más arriesgada, pero el club está por la labor de dotarle de los mimbres necesarios para obrar la revolución, que no tiene otro objetivo que la complicadísima salvación. Porque, pese a los esperanzadores resultados, la empresa es harto difícil. La permanencia está a cuatro puntos.

El Castellón tuvo personalidad y fue atrevido en Son Malferit, a pesar de que los espectaculares registros de los blanquiazules en su feudo, de césped artificial y no demasiado grande, invitaban a contemporizar. Muguruza, antes del segundo minuto, llegaba al segundo palo para soltar una volea que Carl Klaus se sacudió como pudo. Veinte minutos prometedores, en los que el último en incorporarse, Rubén Ramos, dejó detalles más que interesantes. Sin embargo, el Atlético Baleares, aunque tardó alrededor de 20 minutos, terminó recuperándose de la sorpresa inicial y equilibrando la contienda.

NUEVA MUTACIÓN // Cano preparó a los suyos para otro partido bien distinto al del Miniestadi. En un 4-4-1-2, rescató la defensa de tres, con Castells incrustado entre el reaparecido Regalón y Satrústegui, con una banda derecha más profunda que la izquierda (Muguruza tiene más recorrido que Verdú). En el medio, Caballero y Theo no acabaron de mezclar bien; unos metros más adelante, Ramos ofreció destellos; y arriba, Cubillas y Cárcaba trataron de buscarse la vida pero, como frente al Barcelona B, a demasiados metros de la portería rival.

Da igual el dibujo. Cano, cual martillo pilón, insiste en transformar la mentalidad de los suyos. Tocar, tocar y tocar para, en primer lugar, desconectar a los contrarios y, a partir de ahí, hacer daño. Claro que el Castellón todavía exhibe cierta timidez en la circulación de balón, entre otras cosas porque hay que trabajar en esos automatismos que dan el día a día, pero con tanta entrada y salida, tardará. Por eso maneja ciertas fases de los encuentros, pero ese nuevo plan aún está verde para dominar a su antojo. Tiempo al tiempo. Si, mientras tanto, los resultados van acompañando, mejor que mejor...

Cano ha armado a un Castellón cada vez más reconocible que también sabe defenderse sin esférico. El Atlético Baleares, al ser incapaz de hacerle llegar balones en condiciones a su poderosa dupla Marcos de la Espada-Nuha, cambió el paso del encuentro a base de lanzamientos lejanos que, poco a poco, cada vez eran más cercanos, cada vez más cercanos a los tres palos.

En esas, Sam Shashoua, el joven talentoso inglés cedido por el Tottenham, firmó un brillante cuarto de hora, con esa gran ocasión en la que bien tapado por Campos, ajustó tanto el remate, que lo mandó fuera por poco. Canario también lo intentó, como el Castellón en otra llegada de Muguruza que Kike López desvió cuando Cárcaba estaba presto a empujarla a las mallas.

Si la primera parte había resultado bastante pareja, pese a las acometidas finales del Atlético Baleares, la segunda fue bien distinta. Su capitán, Fullana, tomó el mando de las operaciones, mientras Marcos de la Espada, perdido entonces en la maraña defensiva del Castellón, supo despegarse de los centrales albinegros para generar desasosiego. Pero nada como lo del 10: Fullana estrelló un libre directo en la mismísima cruceta (min. 64).

Ahí entró cierta congoja, porque hacía tiempo que el Castellón había dado claramente un paso atrás. De la Espada, ganando la espalda, remató completamente solo en el área, menos mal que en una posición demasiado forzada como para dirigir con mayor criterio el remate.

Cano también se está ganando el reconocimiento a la hora de interpretar los encuentros a medida que estos van transcurriendo. Quitó a Cárcaba para que Óscar Fernández se estrenara. Y el cántabro, cedido por el Alcorcón, jugando prácticamente como delantero, desahogó a los albinegros. Se plantó en los dominios de Carl Klaus, pero Biel Guasp abortó su cabalgada (min. 76).

El Castellón se estiró. El último cuarto de hora, sin llegar a ser de ida y vuelta, sí permitió ver cierto intercambio de golpes. Mandiola, viendo que ni el plan A ni el plan B le había funcionado, recurrió al C. Quitó músculo (Nuha y De la Espada a la ducha), en beneficio de jugadores más desequilibrantes en el uno contra uno. El Castellón no se despistó, cerrando filas como hasta entonces.

EXPULSIÓN Y SOBRESALTO FINAL // Una acción aislada siempre puede romper un partido, pero los albinegros tenían el punto a buen recaudo. Ni siquiera cuando Verdú vió la segunda amarilla (la misma que, poco antes, le había perdonado a Kike López), en el segundo de los cuatro minutos de la prolongación. Acto seguido, Villapalos marcaba, aunque en posición antirreglamentaria.

El Castellón, punto a punto, progresa adecuadamente. Pero el empate no le servirá el próximo domingo contra el Ontinyent, en la vuelta a Castalia al cabo de un mes, en un encuentro revestido de todos los tintes dramáticos.