Santi Cazorla es en el Villarreal lo que los americanos denominan como el jugador franquicia. El asturiano (34 años cumplidos en diciembre) llegó a prueba para entrenar y comprobar si podía volver a jugar en el ámbito profesional y, hoy, es el mejor futbolista del Submarino. Por eso, Fernando Roig quiere que se jubile vestido de amarillo. El presidente pretende ejecutar la opción de renovación del contrato firmado en agosto del 2018 y que contemplaba un compromiso por esta temporada, con la posibilidad de prorrogarlo por otra más. Incluso, si las partes lo contemplan, podría extenderse más tiempo.

El Villarreal hizo una apuesta el pasado verano con la contratación de Cazorla, quien había atravesado un calvario de dos años sin saltar a un campo de fútbol, después de nueve intervenciones quirúrgicas y de la reconstrucción de su tendón de Aquiles, que había perdido 10 centímetros por una infección motivada por un virus adquirido en uno de sus numerosos pasos por el quirófano. El Mago de Lugo de Llanera ya demostró, en la misma pretemporada, que estaba por el buen camino de la recuperación, pero todavía existían las lógicas dudas respecto a si respondería en la alta competición.

SINGULARIDAD

El internacional, ganador de las Eurocopas de 2008 y 2012, firmó un contrato con un fijo y objetivos por partido disputado. Su nómina iba a ser una de las más bajas de la plantilla amarilla, muy lejana a los emolumentos que había percibido en el Málaga, que abonó un traspaso de 20 millones de euros al Villarreal (verano del 2011) y, por supuesto, a su sueldo en el Arsenal, uno de los grandes de la Premier League. El genial jugador asturiano, uno de los ilustres de la etapa dorada de la Roja con los Xavi Hernández, Andrés Iniesta y compañía, firmó un fijo de 500.000 euros, con un plus por encuentro de 20.000 euros. Hasta la fecha, Santi ha participado en 30 de los 37 encuentros oficiales jugados por el conjunto groguet (Liga, Copa del Rey y Europa League).

Un contrato muy lejano a los últimos que había rubricado en Inglaterra, donde disfrutaba del estatus de estrella. El dinero era lo menos importante para Cazorla. Su mayor deseo era volver a jugar; y más aún hacerlo con el Villarreal, el club al que siempre le profesó su cariño en los momentos álgidos de su carrera. Él quería sentirse de nuevo futbolista; con eso era sobradamente feliz.

REFERENTE

Su rendimiento a las órdenes de Javi Calleja ha sido extraordinario. Incluso, muy superior a lo que se esperaba por su larga inactividad. Solo la delicada situación clasificatoria del Villarreal ha retrasado que el club oficializara la renovación, decisión que el club ya ha tomado. Se cuenta con Cazorla como pieza clave del nuevo proyecto deportivo y también como la imagen fuera del campo del Villarreal. El asturiano es el futbolista más popular del vestuario, el más respetado por los contrarios y aplaudido hasta por las aficiones rivales.

Y no solo eso: se ha convertido en el motor y el cerebro del equipo. Cuando Cazorla no tiene el día, como sucedió en el Wanda Metropolitano frente al Atlético, el Submarino lo nota. El Estadio de la Cerámica aún recuerda la última exhibición del talento de Santi ante el Sevilla. Por eso, Roig quiere que se jubile de amarillo. Cazorla se ha ganado su continuidad a pulso. Su magia, compromiso y liderazgo en el vestuario son incuestionables.