Por una vez, la suerte sonrió al Castellón. Después del sufrido ascenso de la pasada temporada y la no menos sufrida salvación de la actual campaña, quizá el equipo albinegro ya es menos pupas. Ayer, en el minuto 90, estaba condenado a pelear dos semanas más en el play-out, pero el gol de César Díaz en el 93 y el empate del Conquense en Alcoi dio la salvación en unos minutos finales, con el Pam, pam, orellut! atronando en Castalia y todo el mundo esperando el final en El Collao. Esta vez sí, esta vez salió cara. ¡Qué colofón de temporada tan agónico y con un final tan feliz!

Óscar Fernández, desaparecido en las últimas semanas por la maldita pubalgia, fue la gran novedad en el once. Aunque no la única, con Carlos Delgado en detrimento de Verdú. Un once que Cano distribuyó en un 4-4-2, con Muguruza y Satrústegui como laterales, esta vez Rubén Díez partiendo desde la derecha y el madrileño, a banda cambiada. Recelaba Cano de que Valverde no se llevara a Ipurua, en el intrascendente cierre liguero del Barcelona, a muchos jugadores del filial. A la postre, el Castellón se encontró ya no con un Barcelona B, sino C y casi juvenil: hasta una docena de ausencias, entre los convocados por el primer equipo y lesionados (cinco de cada), más un sancionado y otro con su selección. Eso sí, en un club que no entiende de partidos amistosos o intrascendentes, se lo tomó como si se jugase el ascenso.

UN CASTELLÓN AMBICIOSO // Lo principal, sin embargo, era ver qué tipo de Castellón veíamos: uno timorato preso de la angustia que ha tenido tanto que ver en que se lo jugase todo a última hora; o uno súper enchufado, como el técnico había anticipado. Pues este último, ofreciendo unos minutos realmente sobresalientes.

Increíble e inexplicable fue la triple oportunidad al filo del minuto 10, con error de Carevic, Jorge Cuenca sacando dos veces con la portería desguarnecida (la primera al 23 y la segunda a Castells) y Óscar concluyendo la acción, sin portero, al poste.

El Castellón más desinhibido de la temporada persistía. En el 12’, el guardameta montenegrino le sacó una a César Díaz. El Barcelona B desconectó a los locales tras el encomiable primer cuarto de hora como bien sabe hacerlo, con un excelso manejo de la pelota. Posesión y posesión con la pretensión de que su adversario se desordenase para encontrar espacios, donde son tan determinantes. Rondaban ya a Álvaro Campos, hasta que Oriol Busquets, con un césped ya muy deslizante, probó al valenciano.

Mediado el primer tiempo, el Castellón seguía en play-out. Las peores noticias eran que ya estaba a merced de su rival. Castalia se impacientaba. En esas César Díaz rearmó a los suyos con varias cabalgadas y el segundo remate al palo de la tarde (min. 31), antes de que ese fútbol narcótico de su rival le obligase a taparse y buscar la contra, con el riesgo de que el equipo se resquebrajara. El manchego, con un cabezazo ajustado al poste --tan protagonista hasta ese momento de la tarde--, y la rosca de Collado pusieron el cierre al primer tiempo.

Chumi, el de la controvertida eliminatoria copera del Barcelona con el Levante, ocupó el lugar de Merveil, averiado por Gálvez poco antes del intermedio. Un trallazo potente de Cubillas precedió a una caída de Gabriel en un cuerpo a cuerpo con Carlos Delgado. Si el árbitro se hubiese ido a los 11 metros, no hubiese pasado absolutamente nada. De nuevo toque, toque y toque del Barça B ante un Castellón que se deshilachaba. Y eso que de ocasiones, el balance era claramente local. El problema es que el Castellón estaba plantado al borde de su área, que en los pocos momentos en los que olía le pelota, no encontraba a nadie arriba. La pescadilla se mordía la cola.

EL RECURSO DE PABLO ROIG // La respuesta de Cano fue meter a Pablo Roig como antídoto. La buena noticia llegaba desde Cornellà, donde el 2-0 al Teruel daba cierto margen para no bajar directo, aunque los albinegros seguían a un solo gol de salvarse del todo.

A la hora, el centro-chut de Rubén Díez, mejorado tras su paso por el vestuario, no llegó a Cubillas. Otra acción de Gálvez, sin destinatario a su internada. Un tiro de Castells blocado por Carevic. Otro cabezazo del cordobés al lateral de las mallas. ¡Y el tercer poste, en un centro-chut de Muguruza! Vaya 20 minutos quedaban. Entonces, Cano metió a Jairo Cárcaba por Regalón. La primera del asturiano hizo volar a Carevic. Con tanta ocasión fallada, salvarse era casi una quimera atendiendo además a los resultados de otros campos. El Barcelona B, con todo lo que generaba, estuvo a punto de encontrarse con el 0-1 en un rebote que se marchó por encima del larguero.

MIRANDO A OTROS CAMPOS // El partido entró en los 10 minutos finales con el trallazo de Gálvez buscando la escuadra. La derrota del Teruel otorgaba una red de seguridad en caso de que el Barça B marcase, aunque el Peralada empataba en Ejea y le dejaba a un tanto de meter presión. La temporada ya no en 90 minutos, sino en 10. Un gol arriba o abajo lo cambiaba todo. El 1-0 de Jairo, en área pequeña, a centro de Muguruza, desataba Castalia en el 83, pero segundos antes había empatado el Mestalla. La alegría duró poco, como el gol: solo tres minutos, el tiempo que tardó en marcar el juvenil Marqués, que en la mañana anterior había jugado y marcado en la Copa del Rey con los culés. Y eso que el Barcelona B no se jugaba nada… Es más, Campos evitó el 1-2 de Morer primero y de Vilarrasa después.

En el descuento, una mano en el semicírculo del área azulgrana dio pie al gol de César Díaz. Quedaban segundos para que llegase la ayuda. ¡Y llegó!. El maletín del Conquense hizo efecto y el empate en Alcoi le salvaba. Increíble, en un desenlace que ya lo quisiera para sí el mejor guionista.