¿Qué relación tienen Míchel y Adrián González, Pepe Moré y Xavi Moré o Zidane y Luca? La respuesta es que los tres primeros tuvieron a sus órdenes a sus respectivos hijos en alguna de las plantillas que entrenaron.

En la Preferente hay dos ejemplos. En el Nules, Juan Carlos Beltrán tiene a su hijo Adrián en la plantilla. Tres cuartos de lo mismo sucede en Burriana con Óscar Calleja y Nacho. Para Juan Carlos esta circunstancia le es conocida, pues ya entrenó a su hijo en los benjamines y alevines del Almazora. La pasada campaña padre e hijo volvieron a encontrarse en el San Pedro y en esta de nuevo están juntos en el Nules.

Máxima normalidad

Para Juan Carlos, «la normalidad y la transparencia es el modus operandi». «Le hablo al grupo y le digo que Adrián no va ha tener un trato preferente, y que incluso en algún caso sería mas bien lo contrario», explica. «Le ayudo a entrar en el grupo, siendo serio, pues él no sabe nunca la alineación», puntualiza.

«La situación es bonita en el fútbol base, pero cuando vas hacia el fútbol competitivo el contexto es más complicado, por que hay situaciones que ambos no podemos controlar, como el entorno, afición, adversarios, competencia...», lamenta el técnico del Nules. Sin embargo, el experimentado preparador asegura: «Ambos tenemos que centrarnos en el trabajo, ser profesionales, dedicados, y mantener una ética de acuerdo a nuestros roles».

Por su parte, su hijo Adrián Beltrán indica: «Ser el hijo del entrenador no es algo que me haga sentirme ni más ni menos que el resto de mis compañeros. Llevo jugando a fútbol desde los seis años, en clubs como Almazora, Villarreal, Club La Vall, Castellón, San Pedro y actualmente en el Nules. Con esto quiero decir que yo firmo por el Nules por el proyecto y por las motivaciones y retos que me ofrece club», dice.

«La relación que tengo con el entrenador, en este caso mi padre, es superior a la que pueda tener cualquiera. Es innegable que él me entiende a mi más, pero esto no influye ni mucho menos en nuestro rendimiento», destaca el joven futbolista rojillo.

Para Adrián tener a su padre en el vestuario «no supone ninguna presión». «Mi única presión es mejorar día a día y aprender de mis compañeros, para progresar y aspirar a lo máximo», subraya.

Reencuentro en casa

El Burriana hay otro ejemplo de este tipo, pero con ambos integrantes en el equipo de su casa. Óscar y Nacho Calleja vuelven a coincidir en un mismo equipo tras hacerlo en las categorías inferiores del Burriana y también en el Borriol en Tercera División. Ahora Óscar vuelve a tener a su hijo Nacho, en la actualidad en el primer equipo del Burriana. «En casa somos padre e hijo, pero en el club la relación es normal. Quien me conoce sabe que no le doy un trato especial. Si le tengo que sentar porque lo hace mal, lo haré», dice.

Por su parte, Nacho, un joven lateral izquierdo que pasó por la cantera del Valencia, asegura que desde pequeño le ha entrenado y «no ha habido ningún problema» porque le ha tratado «como a uno más, no como a su hijo». Sin embargo, cuando ambos están en casa, Nacho Calleja asegura que Óscar deja a un lado su figura de entrenador y adquiere únicamente su papel de padre. «Sabemos diferenciar cada situación. Como entrenador es una persona que se lo toma muy en serio y quiere que todos entrenamos al 200%, da igual quién sea», puntualiza al valorar la parte deportiva.