El sueño de Josep Calavera, el de hacer camino en un grande como el Barcelona, se esfumó. No una, sino dos veces. El filial, en dos ocasiones, acabó con las aspiraciones del tarraconense, que el domingo (18.00 horas) comparece por vez primera en el Estadio Johan Cruyff (ya no el Miniestadi, que tan bien conocía) con la revancha de ser el líder en la medular --con permiso de Carles Salvador-- del líder del grupo.

Calavera (20 tacos cumplidos el pasado mes de octubre) llegaba a Can Barça en agosto del 2017. De la mano de Francesc Xavier Garcia Pimienta, el mismo entrenador que no confío luego en él en los dos veranos siguientes, ya a los mandos del B, tuvo un inolvidable último año como juvenil, al ganar Liga y, sobre todo, la Youth League (la Champions de la categoría), con cuatro partidos y dos asistencias del tarraconense.

Sin embargo, el primer revés llegó el siguiente mes de julio. Calavera supo, en el tramo inicial de la pretemporada, que no entraba en los planes del preparador culé, así que vivió una cesión en el Lleida. Fue de más a menos: 22 partidos (aunque solo ocho en la segunda vuelta), para un total de 1.352 minutos (un gol).

SEGUNDO ‘NO’

Calavera regresó, pero se encontró con la saturación de la plantilla azulgrana, con 35 jugadores y una docena de centrocampistas. El centrocampista entendió que la puerta que la puerta del Barcelona se le cerraba para siempre. Rescindió el contrato y, a las pocas horas, Óscar Cano le reclutaba para la recomposición del Castellón.

El granadino, un enamorado de la filosofía futbolística instaurada por Johan Cruyff y seguida después por Pep Guardiola, vio en Calavera una versión propia de Sergio Busquets. En palabras de Cano, el tarraconense es ese tipo de jugadores rebotado de varios sitios, con unas cualidades futbolísticas muy interesantes pero que todavía no han encontrado su sitio, pero que han encontrado en Castalia ese ecosistema para evolucionar. Puede que la baja inicial de Rafa Gálvez acelerase su entrada en el equipo, pero luego se ha ganado por sí solo la vitola de indiscutible: ha jugado los 14 compromisos ligueros (el 86% de los minutos).

El domingo se reencontrará como Garcia Pimienta, seguro con ese estímulo extra de demostrar al técnico barcelonés que se equivocó... no una, sino dos veces.