Sergio Ramos y Leo Messi. Juntos de la mano van paseando por los clásicos desde hace 15 años, construyendo una historia común, compartida pero enfrentada. Intereses opuestos les separan. Nunca sonríen a la vez, porque el triunfo de uno implica la derrota del otro. Así ha sucedido las 42 veces que se han enfrentado. Tal vez hayan coincidido en apreciar simultáneamente algún empate.

Con el tiempo han aprendido a comprenderse. Ahora llegan a abrazarse al final del clásico. Un encuentro mucho más meritorio que el protocolario y obligado saludo inicial por ser capitanes después de 90 minutos de hipertensión con patadas y palabras. Messi sabe que Ramos le sacudirá y Ramos sabe que Messi querrá dejarle en evidencia.

Son los referentes, personajes icónicos del Madrid y el Barça a fuerza de resistir tres lustros. Les unen muchas cosas, básicamente la rivalidad que empezaron a cultivar el mismo día: el 19 de noviembre del 2005. Eran entonces adolescentes; aprendices avanzadísimos por disputar, y como titulares, un clásico a los 17 años. Muy pocos pueden decirlo.

Se han enfrentado 42 veces (de 45 posibles desde la temporada 2005/2006, en todas las competiciones). Ramos ha jugado un clásico más (43) que Messi, que se ha perdido tres por lesión. Además, los que dejó de jugar el central sevillano, fueron por sanción.

Una dato curioso: Messi ha ganado 19 de esos duelos, pero ha sumado más triunfos y goles (un total de 26) en el Bernabéu que en el Camp Nou.