Uno de los hombres, de los técnicos, de los personajes más queridos (con mucha diferencia) del paddock del Mundial de MotoGP, bueno, del Mundial de motociclismo; uno de los mejores amigos de todos los que integran la familia de 2.000 personas que habitan, cada fin de semana, en el circuito donde se celebra el gran premio; uno de los mejores amigos del desaparecido Ángel Nieto; una de esas personas que jamás, jamás, tiene un no cuando vas en su búsqueda, cuando le necesitas, sea para lo que sea; una de las mejores sonrisas (con mucha diferencia) del campeonato de las dos ruedas, Óscar Haro, director deportivo del equipo LCR Honda de MotoGP, la escudería satélite del poderoso y campeón team Repsol Honda, acaba de perder a su padre por culpa del coronavirus.

Haro, que siempre, siempre, está a disposición de todo el mundo y que se cuida de todo lo que hace referencia al equipo del italiano Lucio Cecchinello y en el que corren el británico Cal Crutchlow y el japonés Takaaki Nakagami, acaba de publicar en sus redes un desgarrador testimonio y relato de cómo ha perdido a su padre, sencillamente, cuenta, porque no había un respirador a su disposición, dado que era, cuenta, mayor de 75 años. Haro, excelente persona donde las haya, explica que tiene a su madre aislada, también contagiada por el virus, y no puede coger en brazos a su hija, de tres semanas, por miedo.

Estremecedor relato

Este es su estremecedor relato, que empieza cuestionando la labor del Gobierno al considerar que está ocultando muchísima información y que los españoles no sabemos lo que nos está ocurriendo.

No entiendo ni de números, ni de muchas cosas, no entiendo de política, gracias a Dios, ni de religiones. Solo entiendo de personas. No entiendo cómo es posible que creamos que somos más listos que países tan grandes como China o Italia, donde muere muchísima gente. Resulta que cuando ellos tienen las puertas cerradas, a nosotros se nos ocurre, por ejemplo, hacer el domingo una manifestación en la calle. Somos muy inteligentes. O de repente, un mitin de VOX, un concierto de la Pantoja, o fútbol. Todo el mundo en la calle y no pasa nada. No entiendo por qué, pero sí entiendo que si hubiera habido un poco más de información y hubiéramos sido más inteligentes, seguramente mi padre no se hubiera muerto. Mi padre ha muerto por eso, pero aquí no pasa nada, comenta el miembro destacado de MotoGP.

El pasado lunes, mi madre y mi padre dieron positivo en coronavirus y a mi padre no lo he vuelto a ver. Lo llevé a urgencias. Mi madre se dio el alta voluntaria porque quería cuidar de mi padre y a mi padre lo aislaron hasta que ha muerto. Y no entiendo por qué ha muerto, no entiendo como una persona como mi padre, que lleva desde los 15 años trabajando, cotizando en la Seguridad Social se haya muerto porque no hay respiradores. Se ha muerto porque no han podido tratarle al haber una ley que dice que las personas de más de 75 años ya no interesa cuidarlos y hay que dejarlos morir. Y están muriendo personas todo el rato. Llevo toda la tarde en la funeraria y no sabéis lo que es eso. No sabéis lo que es eso! No entiendo de nada ya. No entiendo cómo podemos decir que tenemos una Seguridad Social increíble cuando los chavales no tienen ni guantes que ponerse. No tenían batas ni máscaras esta mañana, continúa relatando Haro.

La soledad de su nieta

No entiendo que mi padre, que ha estado toda su vida junto a mi madre, su mujer, desde los 15 años, no haya podido despedirse de ella. No entiendo que yo, que me como a mi madre a besos cada vez que la veo y que, incluso, a veces, me echo la siesta con ella cada vez que puedo, porque la amo, hoy no haya podido darle un abrazo ni un beso porque está contagiada de una enfermedad que no sé por qué, pero nos ha tocado. No entiendo de nada, solamente sé que veo dinero por todos lados, siempre, y que estamos dejando morir a una generación que ha hecho este país, que ha salido de una posguerra. Una generación que trabajaba 16 horas diarias para poder alimentar y educar a sus hijos. Familias de cuatro y cinco hijos, no como ahora, que tenemos uno o dos y no queremos tener más porque nuestro egoísmo no nos hace ver más que lo que nos interesa a nosotros, insiste el director deportivo del equipo LCR.

Haro se une en su explicación a aquellos que critican aquel primer diagnóstico lanzado sobre el coronavirus, aquel que anunciaba y casi tranquilizaba a los españoles diciéndoles que esto no es más serio que una gripe. No entiendo, insiste con dureza Haro, por qué mi padre no podrá enseñarle a su nieta los tomates de su huerta. No entiendo muchas cosas. Y, ante todo, no entiendo el egoísmo del ser humano. Solo entiendo una cosa: tenemos el mejor país del mundo. He dado más de 100 veces la vuelta al mundo y tenemos el mejor. Vamos a cuidarlo, por favor. Señores políticos, no lo destrocen.

"Encerraros en casa, por favor"

El responsable de uno de los equipos punteros de MotoGP e, insisto, uno de los seres más gentiles y amables del Mundial, de esos 2.000 habitantes del paddock, concluye su exposición diciendo que le parece vergonzoso que, en estos momentos en que está muriendo mucha gente sí, sí, esa generación maravillosa que formaron nuestros padres, los padres de todos nosotros, los políticos sigan peleándose. Ya da igual lo que está bien hecho y lo que está mal. Da igual. Hay que tomar medidas ahora. La gente tiene que quedarse en casa. Nos estamos muriendo, joder! Nos estamos muriendo. Es momento para quedarnos en casa, levantar el teléfono a los que todavía tengáis vuestros padres y decirles cuánto los queréis y darles las gracias por todo lo que han hecho por vosotros. Eso es lo que tenemos que hacer ahora. Tenemos que luchar todos juntos y quedarnos en casa y sacar este país a flote.