A sus 26 años, Gisela Pulido (Premià de Mar, 14 de enero de 1994) puede presumir de contar en su palmarés con diez títulos de campeona del mundo de kitesurf en la modalidad freestyle y, además, de ostentar un premio Guinness World of Records por ser la campeona más joven de la historia de este deporte. Su imagen está asociada a multitud de marcas deportivas del mundo del surf, donde es considerada todo un referente, y sus buenos resultados deportivos le han llevado a ser la principal candidata a represenrar a España en los Juegos Olímpicos del 2024 en París, competición en la que el kitesurf se estrenará como olímpico.

Pero lo que muchos no saben de esta joven deportista catalana, afincada en Tarifa desde los ocho años, es que compite con el CD Eolo de Castelló y que siente la capital de la Plana como su «segunda casa». «El verano pasado estuve en Castelló todo el mes de agosto entrenando porque la costa tiene unas condiciones muy buenas para la disciplina que practico, el kite con hydrofoil. Allí conocí a la gente del club, que ya forman parte de mi vida, y por eso decidí competir con ellos. Fue un mes increíble», dice Gisela.

En busca de ilusiones

Tras besar la gloria en infinidad de ocasiones y pasar una época de transición, la deportista catalana buscaba nuevas motivaciones. Primero optó por apartarse de la competición y centrarse en retos como unir las Islas Canarias con su tabla, surfear una de las olas más grandes del mundo en Hawái o batallar en las Islas Fiji con ondas marinas gigantes. Pero los Juegos Olímpicos le devolvieron la ilusión y han pasado a ser su principal cometido, para lo que va a prepararse durante un tiempo en la costa castellonense cuando el coronavirus lo permita.

«Quería haber ido a Castelló dos semanas en marzo, pero justo nos pilló el estado de alarma y me ha tocado parar, pero no dudo de que cuando todo esto pase volveré porque es ya mi segunda casa», relata la surfista, quien ha empezado a trabajar en el mar durante los últimos días.

En la capital de la Plana, Gisela entrenaba junto a Tomás de Rosa y Carlos Puig, así como con el resto de componentes del equipo de hydrofoil del club castellonense. Una entidad modesta, pero que, a base de mucho esfuerzo y dedicación, se ha ido haciendo un nombre dentro del panorama deportivo nacional.

Pasión por el paracaidismo

A las buenas condiciones meteorológicas de Castelló y la tranquilidad que le da pasar aquí varias semanas, a Gisela también le atrajo sobremanera poder saltar en paracaídas en el aeroclub, y eso fue un plus para que se pudiera materializar su fichaje. «Los días que estuve allí también aproveché para saltar en paracaídas, aprovechando que la zona de salto está justo al lado del lugar de kite, y me encantó», concluye.