El Real Madrid campeón de la Liga del confinamiento es el último servicio a la causa de un equipo de leyenda, que será recordado por sus triunfos europeos, pero que se ha reivindicado en la competición doméstica como un grupo comprometido con el trabajo y con las ideas de su entrenador, que ha levantado un proyecto que el pasado verano ya estaba obsoleto.

Con lo que ya había, que no le sirvió a Lopetegui ni a Solari, Zidane ha construido un bloque sólido y unido que se ha movido en la misma sintonía. Después de haber sido el mejor socio imaginable para Cristiano Ronaldo, la madurez de Benzema le ha convertido en un jugador Indiscutible, que aglutina méritos de cara al gol y, como siempre, en el resto de aspectos del juego. El francés ha sido el último centrocampista del equipo y el único delantero, una responsabilidad que nadie ha tenido capacidad de asumir en el Madrid en la última década. Por detrás de él, el éxito defensivo del Madrid ha quedado personificado en el premio Zamora de Courtois, otro que se ha asentado con el paso de la temporada, que ha ido mejorando y que ha terminado con gol recibido cada 153 minutos, con el equipo invicto en casa.

La reivindicación de Modric

El rendimiento de Modric después del confinamiento ha sido espectacular y, fiel a sus convicciones, Zidane le ha devuelto la titularidad por delante de un Valverde que le había comido la tostada antes del coronavirus. Todo lo contrario que en el lateral izquierdo, donde el crecimiento de Mendy ha ido reduciendo las apariciones de Marcelo.

Con el técnico francés se han sentido importantes muchos jugadores, con cambios constantes en el once inicial y rotaciones inesperadas entre un muestrario de dibujos tácticos y goles de 21 jugadores diferentes. Esa gestión del grupo, que también ha implicado denigrar a estrellas con sueldos millonarios (Bale y James) es lo que tiene al vestuario encandilado con el técnico francés, el líder incuestionable del primer Madrid exitoso después de Cristiano Ronaldo. La pieza nueva que llegó para reactivar la maquinaria no ha encajado aún: Hazard fue más partícipe en la celebración que en partido decisivo.

Entre referencias a Manchester y a la remontada que tiene que acometer el Madrid ante el City de Guardiola si quiere ir a Lisboa a la fase final de la Liga de Campeones, el incuestionable mérito del Madrid para le ha dado el título de campeón gracias a la incomparecencia del Barça, con una puntuación que hubiera sido irrisoria en las ligas de 100 puntos de la época de Guardiola en el Camp Nou.