El coronavirus dejó el mes de julio huérfano del Tour, pero no de ciclismo. Por lo menos no todo el mes. Las bicicletas volverán a rodar este martes (15.00 horas. TDP) en la Vuelta a Burgos. La ronda castellana, con una participación de lujo, tendrá el honor (y la responsabilidad) de ser la primera prueba de la Unión Ciclista Internacional (UCI) postpandemia. Los cinco días por carreteras burgalesas, con la tradicional ascensión final a las Lagunas de Neila del sábado, serán el primer test para el pelotón y toda la caravana ciclista cara a las grandes citas pendientes del calendario, comenzando por el Tour de Francia, cuya 'Gran Départ' en Niza deberá esperar hasta el 29 de agosto.

Participación histórica en la XLII @VueltaABurgos 22 equipos 14 de ellos de la máxima categoría 796 km donde las principales figuras del pelotón internacional descubrirán la provincia de #Burgos #VueltaBurgos https://t.co/sENTiFCyl2 pic.twitter.com/EJ2KHYTf7p Vuelta a Burgos (@VueltaABurgos) July 26, 2020

No será una carrera normal. Ni para los ciclistas ni para los aficionados. La organización ha redoblado las ya de por sí estrictas exigencias de la UCI para minimizar las posibilidades de contagios. Esta vez, los positivos más temidos son los de covid-19.

TEST PCR A TODA LA CARAVANA

La organización ha planteado la carrera como una gran 'burbuja' compuesta por diferentes 'burbujas', en las que se repartirá el millar de personas que forman parte de la carrera, que habrán pasado un test PCR tres días antes del inicio. Ciclistas, auxiliares, personal de las salidas, de las llegadas, organizadores, periodistas... Una quincena de grupos diferentes que se pretende que sean estancos y con un protocolo específico, más allá del genérico uso de mascarillas y geles. "Se ha estudiado al milímetro cada movimiento que va a hacer cada una de las mil y pico personas que lleva la vuelta", explica su director, Marcos Moral.

La idea es que los corredores vayan del hotel a la bici y de la bici al hotel. El mismo durante los cinco días de competición, pues la prueba no saldrá de la provincia. Cada equipo tendrá su propia planta en un establecimiento y no compartirá comedor. Los avituallamientos en carrera estarán protegidos por la Guardia Civil y contarán con un ecopunto en el que deshacerse de bidones (prohibido regalarlos al público) y demás restos para que la organización los recoja. En el 2020, la mítica foto de Fausto Coppi y Gino Bartali pasándose un bidón sería masacrada en las redes.

AFORO LIMITADO Y CONTROL EN LOS PUERTOS

El ciclismo no tiene sentido sin la afición y tampoco se le pueden poner puertas al campo, pero sí acotar algunas zonas. Las de salida y meta tendrán aforo limitado y personal de seguridad tomando la temperatura a quienes accedan, por supuesto con mascarilla. En los puertos estará prohibido el acceso con vehículos de motor y se exigirá guardar las distancias con los corredores (también al paso por los pueblos).

Ese empujoncito en el culo, ese golpe en la chepa, sobrarán más que nunca. "Apelamos a la responsabilidad individual del ciudadano. Está claro que, si el público no quiere, no habrá vuelta", recalca el director de la prueba.

LANDA, EL TRIDENTE DEL MOVISTAR, EL ARCOÍRIS...

Sería una lástima, porque la 42 edición gozará de una participación de lujo. Tanto que si en lo sanitario se ha bautizado la carera como 'La tierra prometida', en lo deportivo hay quien la llama el 'Tour de Burgos'. "Siempre mejora en los años olímpicos, pero ni en los peores sueños, y digo peores por la pandemia, esperábamos algo así", reconoce Moral.

El tridente del Movistar (Alejandro Valverde, Enric Mas y Marc Soler) encabezará un pelotón en el que relucen muchos nombres: la perla belga Remco Evenepoel (Deceuninck), el campeón del mundo Mads Pedersen (Trek), Mikel Landa (líder de un Bahrain que luchará por las dos primeras etapas con Mark Cavendish), Simon Yates y Esteban Chaves (Mitchelton)... También estará el ganador de las dos últimas ediciones, el colombiano Iván Sosa (Ineos), escoltado por todo un campeón del Giro como Richard Carapaz.

Un menú de cinco tenedores sobre el que solo acecha la sombra del coronavirus. "Sentimos mucho respeto por la situación; tenemos miedo, porque emprendemos un camino que no sabemos cuál es, pero mucha ilusión, porque va a ser una edición histórica por las circunstancias que lo envuelven, algo excepcional en todos los sentidos".