Carlo Adriano García Prades (Vila-real, 12 de febrero de 2001) es una de las perlas que más brilla de la cantera del Villarreal. Su enorme talento es directamente proporcional a su humildad. Tiene casta de futbolista, porque en su familia cuenta con su padre que fue uno de los históricos de Submarino amarillo y su hermano (Cristian) también tuvo el gusanillo del fútbol. Este destacado centrocampista es debutante en el Villarreal B esta temporada, el miércoles pasado pudo jugar en el primer equipo, en el partido de Copa del Rey frente al Leioa. Un sueño más cumplido. Aterrizó en Miralcamp el verano del 2010 procedente de la cantera del CD Benicasim.

Sobre este hecho, el joven mediocentro vila-realense comentó que «la verdad es que cuando me encontraba calentando y me llamó el entrenador para salir no me lo creía; me entró un subidón. Tenía muchas ganas de salir al campo y jugar. Se me hizo muy corto, pero bueno, ahora a seguir luchando para que lleguen más oportunidades».

SIEMPRE TITULAR

Juega, y mucho, con el primer filial en Segunda B, tercero en la tabla del subgrupo A del grupo III. «Es una categoría muy exigente», reconoce. «El salto de Tercera a Segunda es grande, sube el nivel. Los equipos te exigen mucho más», asegura Carlo Adriano. «Hasta la fecha la cosa está yendo bien», agrega el jugador. Una categoría reestructurada por el covid-19, más corta y más intensa, con equipos históricos, potentes, experimentados. «Nosotros tenemos una plantilla muy joven, pero eso es una gran ventaja, y más en el Villarreal porque nuestro juego es más asociativo. En el Mini, la verdad, no encontramos muy a gusto. Fuera de casa cuesta todo un poco más», asegura.

Carlo Adriano hace una valoración de cómo está yendo la temporada el Villarreal B, ahora en pleno parón navideño. «Empezamos con dudas, pero a medida que han ido pasando las jornadas hemos cogido ritmo y experiencia, y eso nos ha permitido poco a poco alcanzar la tercera plaza que actualmente ocupamos», comentó.

MINUTOS Y PARTIDOS

Este talentoso futbolista es uno de los seis jugadores más utilizados por el técnico Miguel Álvarez. Al chaval nadie le ha regalado nada. «En verano no sabía cómo iba a afrontar el inicio de temporadas. Y la verdad es que estoy jugando bastantes minutos y partidos, más de los que me esperaba, y me toca seguir demostrando que puedo seguir ahí a base de trabajo y esfuerzo», destacó el rubio futbolista. Su padre Adriano es uno de los históricos del Villarreal. Le da muchos consejos. «Después de cada partido lo analizamos y me corrige cosas. Hablamos mucho y me da consejos para ser mejor jugador y mejor persona», dijo.

UN OBJETIVO CLARO

Es un jugador con la cabeza bien amueblada lo confirma mientras juega y también mientras habla. A nivel de objetivos lo tiene claro: «Cuanto empezamos en verano, el objetivo era subir a Segunda. Estamos con la mente puesta en ese objetivo. No tenemos otro. Estamos terceros y ahora mismo estaríamos clasificados para la fase de ascenso. Queda mucha liga, pero no nos podemos relajar».

¿QUIÉN ERA SU PADRE?

Adriano García García, nacido en Piña (Granada), el 22 de diciembre de 1965. Su familia se trasladó a Sabadell cuando él apenas tenía 6 años, y allí fue donde empezó a dar sus primeros pasos futbolísticos. Empezó en las categorías inferiores del Espronceda, Barcelona B, Viladecans y Sabadell.

Llegó al Villarreal de muy joven, aunque pronto regresó a su Sabadell de adopción para jugar dos temporadas consecutivas en Primera División (1986/87 y 1987/1988), en las que acumuló 34 partidos y dos goles. Debutó en Primera División, el 18 de enero de 1987, en la jornada 23 de liga, en la que el equipo arlequinado jugó en Luis Sitjar, de Mallorca, con derrota por la mínima (1-0). A mitad de esa segunda temporada en Primera, Adrián regresó al Villarreal. De amarillo jugó ocho temporadas, y media en el Hércules.

A lo largo de su carrera, Adriano García acumuló 212 partidos oficiales, en los que llegó a perforar la portería rival en 79 ocasiones. Podrían no ser muchos encuentros, pero hay que tener en cuenta que se tuvo colgar las botas con apenas 27 años, por una lesión, en 1993. Sus dos hijos salieron futbolistas. Christian García, ya retirado, y ahora Carlo Adriano que apunta a llegar muy alto. Para eso se cuida. Un jugador muy fino y con una tremenda calidad.