Emery se ha quitado un problema de encima y todo el aparato mediático que lleva detrás Take Kubo. El japonés buscaba un club desde el mes de noviembre, cuando Mediterráneo ya informó de la intención del jugador de marcharse en el mes de enero. Y hoy viernes se ha confirmado la subrogación del contrato de cesión del Real Madrid al Getafe o, para ser mas claros, su salida del Villarreal para acabar la temporada en el conjunto de Bordalás, también a préstamo por la entidad merengue.

De esa manera se puso fin a un culebrón que se estaba haciendo demasiado largo para el club amarillo. El gran problema de Kubo ha sido la irrupción de una hornada de jugadores salidos de Miralcamp como Yeremi Pino, Álex Baena o Fer Niño que se han situado por delante del japonés a base de talento, rendimiento y goles. No hay ningún thriller extraño en este guión que ha concluido con su salida al Getafe.

Las conversaciones entre los tres clubs implicados en la operación estaban en marcha desde hace varios días y el quid de la cuestión estaba en quién se hacía cargo con la parte proporcional de la cantidad pactada para abonar la cesión de Kubo y que el Madrid cifró en 2,5 millones de euros. El Getafe estaba dispuesto a abonar la parte correspondiente de la ficha del japonés de alrededor de 2,5 millones, pero se mostraba poco predispuesto a pagar por la cesión, cuyo importe hasta final de temporada, es decir la parte proporcional que restaba por abonar, era de 1,25 millones de euros. Las cifras de la operación no han trascendido, pero el desenlace final de la operación ha pasado por un esfuerzo de las tres partes.

Kubo ha pasado por el Villarreal con un rendimiento no acorde a la calidad que se le adivina, posiblemente presionado por todo el seguimiento mediático que le acompaña desde Japón e, incluso, desde Madrid, pero al que ha sido ajeno Unai Emery, que ha confeccionado las alineaciones atendiendo siempre a rendimiento deportivo.