Algo se ha roto. Y se rompió hace tiempo por mucho que el Madrid intente disimularlo. Pero la figura de Zidane está más erosionada de lo que parece ahora, justo después de la sonrojante eliminación copera. De nuevo, el técnico está bajo sospecha, como ya le sucedió poco antes de visitar el Camp Nou donde aquel discutido penalti de Lenglet a Ramos le permitió sobrevivir con relativa tranquilidad. Todo estalló, sin embargo, por los aires cuando el gol de Juanan Casanova, un anónimo futbolista del Alcoyano, le envió a casa, incapaz el equipo blanco de gestionar la ventaja de jugar con uno más la prórroga.

Zidane se quedó mudo en El Collao, un estadio que pasa a figurar ya en el catálogo de sus noches negras. No tuvo respuestas ni en la alineación inicial, ineficaz como fue para mantener la ventaja inicial que le proporcionó el gol de Militao, ni logró reacción alguna con los cambios cuando apeló, ya de forma desesperada, a las vacas sagradas.

Sacó el francés primero a Benzema, luego a Marco Asensio y después a Hazard y Kroos, pero el Madrid se iba consumiendo, inoperante e insípido, frente a un Alcoyano atrevido y ambicioso, que terminó hasta teniendo el balón jugando con 10. Estrellándose todas esas figuras ante José Juan, un portero de 41 años. "Un obrero del fútbol", como él mismo se definió después.

Mensaje tibio

Mudo en la pizarra, mudo en la dinámica para agitar un partido que se le escurrió de las manos y mudo luego también en la sala de prensa. Ni se enfadó Zidane ante los periodistas, que buscaban calificativo a la noche. Iba de humillante a sonrojante pasando por vergüenza, bochorno y varios sinónimos más.

Evocando, en todo momento, la magnitud de la caída (eliminado en la Copa por un Segunda B) al desastre vivido por Pellegrini ante el Alcorcón en el 2009. Del Alcorconazo al Alcoyanazo. Zizou, en cambio, no lo veía así.

"Esto no es una vergüenza", se limitó a decir el técnico blanco, arrogándose, como ya es habitual tras cada derrota (y son siete en los 26 partidos oficiales de esta temporada), toda la "responsabilidad". Ni rastro de rebeldía tuvo en El Collao ni tampoco ayer en la ciudad deportiva de Valdebebas. Reunió a su plantilla antes del entrenamiento, pero no hubo bronca ni tampoco un debate profundo sobre el desastre copero.

Fue una cita breve con los jugadores, duró cinco minutos, según reveló La Sexta, para lanzar un tibio mensaje de esperanza instando a olvidar el pasado (derrota en la semifinal de la Supercopa de España ante el Athletic y en la Copa frente al Alcoyano) para pensar en lo que queda por delante: Liga y Champions. Mensaje de Zidane para salir del paso, agobiado como está por los problemas de su equipo. ¿El club? De momento, no dice nada. ¿Florentino? Tampoco. Su nombre ni siquiera aparece en esta crisis.

Mantiene silencio el presidente, preocupado como está por la caída de un Madrid que ha perdido algo que parecía indisoluble en su escudo: la fiabilidad. Es frágil y vulnerable, incapaz, como le pasa al Barça, de seguir el paso firme del Atlético en la Liga, sacudido, además, el técnico porque su mensaje no cala en el vestuario con la influencia de antes. Los problemas se le acumulan a Zidane, cuyo futuro se debatirá a final de temporada, pendiente de lo que haga en las dos grandes competiciones que le restan.

Ramos, Odegaard, Vinicius...

El desgasta erosiona la que antes era poco menos que intocable figura de Zidane. Ahora se le cuestiona su escasa confianza en los jóvenes. Odegaard, por ejemplo, llegado este verano de la Real Sociedad quiere regresar a San Sebastián. Y si pudiera ya, este mismo invierno. El efecto Vinicius se ha evaporado.

Los fichajes de los últimos años (Odriozola, Mariano, Militao, Jovic, cedido de nuevo al Eintracht alemán, entre otros) no suben el nivel. Solo Mendy se asentó. Pero el declive se retrata en Hazard, la invisibleestrella de un Madrid decadente. Ramos, el capitán, sigue sin renovar, enfrentado a Florentino que no le da lo que pide para continuar. Aún.

Y la luz de Zidane se va apagando con noches deprimentes como las de El Collao. Noches en que hasta Zizou se tambalea.